domingo, 6 de agosto de 2017

Nuestra Señora de las Nieves, una historia de leyenda

Nuestra Señora de las Nieves
Entre los papeles de don Manuel Pérez Regordán, buscando cosas sobre la tradición de la Virgen de las Nieves, hemos encontrado las siguientes curiosidades relacionadas:

Existe en Arcos, un arroyo llamado: DE LAS NIEVES o DE LOS SIETE VIRGOS

   Se iniciaba este arroyo en la calle de la Hoya, procedente de los que bajaban del cerro del Cucarro o de la Corona y de la antigua Calzada de San Francisco, así como del abundante manantial de agua de la huerta del convento franciscano. Discurría por el centro de las calles Álamos y Alameda, cuyos nombres se deben a la cantidad de álamos que nacían en las orillas del arroyo, para continuar por el Camino de las Nieves hasta su desembocadura al río Guadalete a través de la garganta que se produce entre las calles Cabezo y Puerta de Carmona.

   Su primitivo nombre fue el de los Siete Virgos, tomando más tarde el de las Nieves por la aparición de la Patrona de Arcos en una cuevecita de su interior, a la altura de la casa número 33 de la calle Cabezo, cuyos muros usan por cimentación el del antiguo convento mercedario que fundaron los Duques para albergar a la imagen.

  En 23 de octubre de 1995 se adjudicaron las obras de urbanización, pavimentación y ajardinamiento de parte de este Arroyo. 

  “Las casas que se fueron labrando a los lados del camino que conducía a la Ermita de Nuestra Señora de las Nieves, despues Convento y más tarde Cementerio, recibieron del público el nombre que hoy llevan”.

(‘El Arcobricense’. Núm. 439. 30 de abril de 1899)


En el Registro de Contadurías de Hipotecas aparece la parte más inmediata al Convento de las Nieves con el nombre de calle Nueva de las Nieves y Alcantarilla de las Nieves.


El origen de la Virgen de las Nieves

   Fray Ramón del Rosario, Lector y Comendador del Convento de Mercedarios Descalzos, escribía así en 1757: “El origen de la milagrosa imagen de Nuestra Señora de las Nieves se ignora, y sólo se conserva en esta ciudad por tradición antiquísima, que la dicha imagen fue hallada o aparecida en la restitución de esta ciudad a los cristianos por las invictas armas del Rey Don Alonso el Sabio, en un pocito como de cuatro varas de profundidad, en donde está una como capilla que tiene poco más de dos varas de alto y una y media de largo y cinco cuartas de latitud, sobre cuyo pozo se fundó la iglesia que aún se conserva y persevera en la misma forma, creyéndose que en la retirada de los cristianos éstos la ocultaron en dicho sitio, en donde la Divina Providencia la mantuvo por muchos años hasta que fue hallada, no sabemos si por revelación divina, o por misteriosa casualidad, ni en qué tiempo, aunque no pudo ser mucho despues que se restituyera esta ciudad a los cristianos, por no haber memoria fija, ni de su aparición ni de su hallazgo, lo que concluye su mucha antigüedad, como lo es la constante tradición de ésta. Verifícase fue en dicho sitio hallada o aparecida la dicha Señora, por los muchos milagros que ha obrado Dios con las aguas de dicho pocito, de las que han usado y usan los enfermos, consiguiendo su entera sanidad muchísimos.

   Esta iglesia está situada entre dos sierras: la una por el Vendaval, sobre la que está constituída la ciudad de Arcos de la Frontera, y la otra, al Norte que llaman el Cerro de la Horca; ambas sierras son altísimas y muy ásperas. Entre la Sierra de la Ciudad y el Convento, que viene a estar a la mediación de la cuesta, media un profundísimo arroyo, como un tajo, todo de peña por uno y otro lado, constando desde la planicie del convento hasta lo profundo, más de cincuenta varas, por el cual arroyo pasa el agua que desciende de la ciudad, y de la que viene de un barrio que llaman de San Francisco, que está cuasi al piso de dicho convento, y se recogen en el río Guadalete, que está contiguo a dicho arroyo. Por la espalda tiene la dicha iglesia otro arroyo de menor profundidad que media entre él y el Cerro de la Horca, el cual se junta con otro arroyo derramando con él sus aguas luego que acaba de rodear dicha iglesia y convento.

   En dicho sitio se mantuvo esta iglesia y su prodigiosa imagen de las Nieves, hasta el año 1639, en cuyo cinco de octubre fundaron los P.P. Mercedarios Descalzos, a quienes se les entregó dicha iglesia, imagen y sitio: en cuyo tiempo ampliaron dicha iglesia en cuanto a longitud y como hasta doce varas, teniendo toda hasta treinta varas, le echaron bóveda y media naranja, con cuyo peso y empuje se cuarteó uno y otro poco despues de hecho, perseverando así milagrosamente, hasta el año 1680 que habiendo experimentado un gran terremoto se sintió algo más, pero sin más reparo que la mano de Dios y de la Virgen de las Nieves, se mantuvo hasta el 1737 que se hizo a el lado del Evangelio una capilla cuasi tan alta como la misma iglesia. Y ésta le sirve de entibo a la capilla mayor y media naranja que estaba inclinada a dicho lado, y se ha conservado sin novedad, ni la hubo en el pasado espantoso terremoto de Todos los Santos de 1755; todo prodigio singular desta Santa Imagen”.


El Convento de Nuestra Señora de las Nieves

   El 6 de octubre de 1639 llegaba a Arcos el Padre Fray Fernando de San José para fundar el Convento de Nuestra Señora de las Nieves, tomando posesión de una antiquísima ermita que, con el título de las Nieves, existía en el mismo lugar.

   Especial legado dejó a este Convento doña Beatriz de la Calle y Natera, mujer del regidor don Francisco Gil de Ledesma e hija de don Juan López Morcillo, el que se había hecho enterrar en la antigua Ermita de las Nieves y costeado el retablo mayor. El duque de Arcos se interesó tanto en la fundación que puede decirse que fue mayormente por su intención por la que se llevó a cabo.

   El 10 de agosto de 1649, motivado a la terrible epidemia de peste que diezmó a Andalucía, murió la fundadora doña Beatriz de la Calle y, cumpliendo su voluntad, se enterró en la cripta del altar mayor de esta iglesia.

  El 24 de febrero de 1737 el Cabildo Municipal acordaba nombrar a la Virgen de las Nieves Copatrona de la Ciudad, juntamente con la Virgen del Rosario que lo venía siendo por antigua tradición.

   El 1º de marzo de 1784, por estar ruinoso el Convento, los Mercedarios solicitaron del Rey Carlos III la cesión del antiguo edificio que habían ocupado los Padres Jesuitas, a lo que se opuso la Ciudad por entender que el inmueble nunca había pertenecido a los hijos de San Ignacio, sino a una fundación anterior que lo había señalado para escuelas que se continuaban impartiendo por seglares. El Rey no oyó las súplicas del Ayuntamiento y efectuó la cesión a favor de los frailes Mercedarios que tomaron posesión del edificio que, a partir de entonces, tomó el nombre ‘de las Nieves’.

   Durante los últimos años del XVIII y principios del XIX –ya trasladados los Mercedarios a la calle Boticas- las tres hermandades de Ánimas (Santa María, San Pedro y San Francisco) se daban cita en las noches de noviembre para conmemorar el mes de difuntos. Predicaba, generalmente, uno de los Padres Franciscanos y el cementerio era conocido por ‘las Nieves Vieja’.

   En 1803 tenía este Convento diecisiete sacerdotes, dos coristas, un lego y un criado.

   En cabildo de 30 de agosto de 1677 se decía: “Que respecto a la alcantarilla por donde se va al Convento de Nuestra Señora de las Nieves de Religiosos Descalzos de la Orden de la Merced, no tiene pretiles a los lados, con que el paso está muy peligroso y han sucedido algunas desgracias, y asimismo no lo tiene en los lados de la entrada y salida de dicha alcantarilla, por excusar los inconvenientes que han resultado y puedan resultar, acuerda se hagan pretiles de una y otra parte de dicha alcantarilla y a los lados de ella, de alto de media vara, porque no se impida a las cargas de hornija que pasan por ella para el gasto de los hornos de pan”.

   En cabildo de 11 de octubre de 1854 se acordó terraplanear y allanar el Camino de las Nieves ‘desde la calle Alameda a la primera alcantarilla’. Con motivo de las obras quedó enterrada la casa número diez que el Ayuntamiento pagó mediante expropiación.

  El 13 de febrero de 1870 se vió un escrito firmado por veintitrés vecinos de esta calle,’manifestando que consideraban excesivo el costo de los caños y madronas introducidos en la calle y reclaman los perjuicios causados por el desmonte para hacer la carretera’.

  En 27 de diciembre de 1907 se acordaba plantar árboles.

 El 11 de abril de 1913 se ordenó la tala de los árboles existentes en esta calle por dañar la cimentación de los edificios.

  El 25 de agosto de 1916 se cedió una parcela de terreno para construir a doña Inés Camacho Iglesias “...que tiene forma de trapecio, linda por el Norte con la citada calle Camino de las Nieves y por Sur con la Cuesta de Cantarranas, por Este con las concedidas a la solicitante y por Oeste con la entrada que conduce a la Cuesta de Cantarranas”.

   En cabildo de 24 de noviembre de 1967 se vió una petición de los vecinos solicitando el arreglo de esta calle, cuyos presupuestos para su realización se vieron en 14 de marzo de 1968.

  En 25 de junio de 1971 se proyecta la construcción de acerado, alcantarillado y distribución de aguas en esta calle y en 27 de julio de 1972 su pavimentación.

Manuel Pérez Regordán
Cronista Oficial de la Ciudad y Académico de la 
Real jerezana de San Dionisio, de Ciencias, Artes
y Letras e Hispano Americana de Cádiz

   Manuel Pérez Regordán fue uno de los promotores de la Velá de las Nieves, la más importante y segunda más antigua, cuando no existían ni la bienal de Sevilla, ni la Fiesta de la Bulería en Jerez. 

 
Manuel Amaya, flanqueado por sus hijos: José Manuel a la percusión y a la Guitarra de Marcelo
   Por esta Velá han pasado artistas de la talla de Rocío Jurado, Juanito Valderrama, Lola Flores, Manolo Escobar, Sara Baras, Juan Peña "El Lebrijano"... Este año la llave del cante ha recaído en Ricardo Pachón, promotor de Camarón de la Isla y el artista local que nos ha representado ha sido Manuel Amaya, acompañado por sus hijos Marcelo a la guitarra y a la caja por José Manuel. Por otro lado han participado Jesús Castilla junto a la bailaora Macarena Ramírez, Felipa la del Moreno, Ezequiel Benítez y Fernando Soto.

   El sábado actuó el grupo DUMAYA en la Plaza del Cabildo y en la Plaza del Cananeo el empresario local Juan Luis Ramírez y su mujer Nieves Lozano ofrecieron el cante de la artista local Ana Barba junto a la guitarra de su hermano Dani.

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