"El Perdón" saliendo de Santa María |
Arcos de la Frontera
La ceremonía estuvo presidida por Don José Mozuelos, obispo de Jerez |
La Hermandad del Perdón ha cumplido 300 años
de Luz por escarpados senderos de Pasión. Santa María era una piña, el órgano acompañaba
canticos en honor a Dios entonados por la Coral de la Catedral de Jerez, el
obispo Don José Mazuelos consagraba la ceremonia, acompañado por varios
sacerdotes y los recién ordenados diáconos, Sergio y Pedro Antonio, feligreses criados en esta Basílica, que vivieron con gran fervor este glorioso Día.
Por la Basílica deambulaban los espíritus de los antiguos cofrades, liberados cuando se limpió la Cripta y en el recuerdo, en el fondo de este sepulcro, un latido, Don Juan Candil sonreía.
Pedro Antonio y Sergio |
La
Cuesta de Belén era un bullidero de ir y venir de feligreses que acudían
emocionados a acompañar a Su Señor. Todas las Hermandades de la Ciudad, las de
Gloria y las de Penitencia, allí estaban. Salía El Señor del Perdón en su Cruz,
por la puerta principal del Templo, seguramente en el día más caluroso que haya
procesionado, 25 grados C a las 21:00 horas, los costaleros no parecían
preocupados, al contrario, todo un honor llevar el Paso, un privilegio que no olvidarán, la única preocupación era que todo saliera "como Dios manda," bien, despacito y con buena letra.
Por
lo alto del gentío, más agitados que de costumbre, casi imperceptibles, por la
calle Dean Espinosa y por la Cuesta de Belén se escuchaban los vencejos y las
golondrinas que no dejaban que ni un mosquito llegase a chupar la Sangre del Redentor,
Sangre que se derramaba por el Cuerpo de Cristo, llegando a través de la Cruz
al Paso, que se filtraba entre las flores y las maderas, caía en modo de Perdón sobre los
costaleros, pero debido al sudor pegajoso no se daban cuenta, de ahí que fueran impulsados por una extraña
Fuerza.
Representantes de las distintas hermandades, del Pleno, de asociaciones... |
Entre
balcones engalanados, banderolas para la ocasión y un sinfín de pértigas, estandartes, medallones… el fuerte olor a incienso
inundaba la calle, mientras la Hermandad de las Tres Caídas ponía la banda
sonora y los discípulos de Cristo recibían como mejor podían al Cristo del
Perdón.
Hace
un tiempo me atreví a escribir un sentimiento a modo de saeta, cosa en la que
no me suelo prodigar porque no es lo mío y que aunque ahora en el mes de junio
suene raro así decía:
Domingo Olivera portaba el Estandarte de la cofradía de "El Nazareno" |
El Sacrificio del Cordero
por el suyo lo cambió,
y a los que le mataron…
Perdonó, por tanto amor…
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