Arcos de la Frontera
Don Manuel Rodríguez acompañó a Don Julio Antonio Gil en su cumpleaños |
Este fin de semana, ha sido uno de esos en el que vivimos momentos intensos y que recordaremos durante mucho tiempo. Además de la inauguración de la I Exposición Benéfica de Arte y la participación en el II Encuentro de HH y CC Franciscanas, hemos vivido junto a nuestro fundador D. Julio Antonio Gil Mariscal sus 89 cumpleaños, celebrado el pasado viernes día 1 de junio, día en la que la Junta de Gobierno al completo acompañados por su anterior Director Espiritual y actual Hno. de Honor de la Hermandad, el Rvdo. Don Manuel Rodríguez Salas, se trasladaron hasta su domicilio.
Desde aquí queremos heceros participes de esta efeméride, además de hacer nuestra felicitación pública a todos los que con cariño y admiración compartimos momentos gratos con nuestro queridísimo fundador de la Hermandad de las Tres Caídas.
Momento de la Eucaristia en el II Encuentro de HH y CC Franciscanas |
Por otro lado el pasado sábado 2 de junio tuvo lugar en la sevillana localidad de Estepa el II Encuentro de Cofradías y Hermandades Franciscanas. Se trata de un encuentro bianual organizado por la Orden de Frailes Menores en el que se dan cita distintas Hermandades y Cofradías franciscanas de la Provincia Franciscana de Granada de Nuestra Señora de Regla. Nuestra Hermandad, como hiciera en 2010, fiel al compromiso adquirido con la Orden fundada por el Santo de Asís, participó con un nutrido grupo de hermanos (en concreto 22) con la intención de seguir formándose en la espiritualidad franciscana que no es más que mirar al Evangelio a través de los ojos de San Francisco.
El título del Encuentro de este año fue "Ser cofrade desde la espiritualidad franciscana", teniendo como principal objetivo analizar la implicación que las distintas hermandades y cofradías tienen con las enseñanzas de San Francisco. Este encuentro, en el que se reunieron más de 70 cofrades, ha servido para realizar un profundo análisis de las Cofradías, reflexionando sobre temas tan importantes como qué es lo que aportan las Hermandades, cuales son las tentaciones o dificultades que estas se encuentran en su quehacer diario y, por supuesto, el sentido que la espiritualidad franciscana tiene en su vida diaria.
El encuentro comenzó a las 10:30 horas con la presentación de las distintas hermandades participantes para, tras una pequeña exhortación del Ministro Provincial de la Orden, Fray Severino Calderón, pasar a la ponencia-catequesis impartida de forma magistral por Fray Joaquín. Tras la catequesis llegó el turno de trabajo para las hermandades cuyos miembros se reunieron en grupos para profundizar en el tema de la ponencia. Después del trabajo llegó la hora del merecido descanso y todos los participantes pudieron disfrutar de una frugal comida compartida como hermanos, a la que cada uno aportó aquello que pudo. Mención especial merece la Hermandad del Calvario de Estepa que realizó una exquisita paella para los asistentes.
Tras la comida y después de un rato de descanso que sirvió para que los asistentes al Encuentro se conocieran aún más entre sí, compartiendo impresiones, inquietudes, etc. dio comienzo la Eucaristía presidida por Fray Severino, acompañado de sus hermanos de la Orden. Como todo lo organizado por la Comunidad de Frailes Menores, la Eucaristía fue un claro ejemplo de comunión fraternal, una misa emotiva, alegre, llena de espiritualidad franciscana, en la que nuestra Hermandad aportó la "música" a través del cantar de sus miembros. Fue una Eucaristía entrañable en la que en un claro gesto de humildad, los sacerdotes concelebrantes "bajaron" del púlpito en el momento de la "homilía dialogada" como la denominó Seve, sentándose con los fieles y con la clara intención de simbolizar que a ojos del Señor todos somos hermanos. Fue, sin duda, el broche de oro perfecto para un Encuentro cuya tercera edición se espera ya con ansia.
ORACIÓN
¡Jesús mío de las Tres Caídas! Por los dolores que recibiste cuando encontraste a tu bendita Madre en la calle de la Amargura y caer por tres veces por el peso del madero de la Cruz, consuélame en mis penas y aflicciones y, al recordarte yo a Ti caído y casi sin vida, haz que lleve mi Cruz con alegría, para después recibir la corona que le tienes preparada a los que te siguen y perseveran hasta el fin, para poseer la gloria que en Ti esperamos gozar por los siglos de los siglos. Amén.
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