Arcos de la Frontera
La deuda española supone una cantidad equivalente a cuatro veces el Producto Interior Bruto de España. Solo el 16% es deuda pública, la gran mayoría es privada, principalmente la del ladrillo, en manos de bancos, inmobiliarias y familias. Los mismos derrochadores y sinvergüenzas que nos han llevado a esta crisis económica son los que van a recibir fondos públicos del Estado prestados por la UE, que no van a tapar el agujero, sino que lo van a agrandar y así hundir aún más a la sociedad española. No hay dinero para pagar esa inmensa deuda y sus intereses. Las agencias de riesgo, a las que les pagamos para que nos “jodan”, van bajando la clasificación de la deuda española, adivinando que no se podrá pagar.
Muchos alcaldes y delegados de urbanismo, al servicio del especulador de turno, siguen apostando por urbanizaciones salvajes. Son tan ignorantes, tan suicidas, o tan cínicos, que solo miran a muy corto plazo; es decir, por su futuro personal y político, importándoles un “pepino” el futuro de sus vecinos y vecinas. Se les llena la boca hablando de trabajar por el bien de su pueblo, una gran mentira, lo que les interesa es mantenerse o subir en el poder. Suelen moverse dentro o cerca de la ilegalidad, viendo lo que más les interesa para su carrera política. Por solo mirar el presente, destruyen el futuro de su gente, como ya lo han hecho sus antecesores y hemos podido comprobar con la burbuja inmobiliaria y los millones de parados. Deberían de trabajar por proyectos fiables, de futuro, que respeten el entorno y den trabajo duradero. Sus proyectos “sostenibles” son otra gran mentira para “vender” el producto.
Es absolutamente necesario llevar a la vía judicial a los sinvergüenzas, establecer una moratoria del pago de la deuda y determinar el importe de la deuda ilegítima, que no debería ser pagada. Pero esto no es suficiente, también es necesario reformular el sistema económico para que esté en sintonía con nuestro planeta y con las personas. Suena a utopía, pero es la única salida.
Según Ecologistas en Acción, tenemos que elegir entre pagar a los que tienen demasiado, y han fabricado la crisis, y los que no son responsables de la crisis, pero se convierten en los “paganos”. En Islandia no se rescató con dinero público a la banca, resistiendo a las presiones de los financieros británicos y holandeses. Ecuador auditó su deuda y dejó de pagar la que era ilegítima, a pesar de tener poco peso en el marco internacional. Argentina en la crisis del 2001, no pagó, ni pagará su deuda externa. Sin embargo, está en el G20 y puede hasta nacionalizar empresas como YPF.
Los rescates solo están sirviendo para originar el traspaso de recursos de las clases desfavorecidas y medias, que están soportando los recortes de salarios y de servicios sociales, sanitarios y educativos, hacia los poderosos, que controlan la banca y los fondos de inversión, los mismos que tienen miles de millones de euros o de dólares en sus cuentas.
No podemos seguir dormidos, hay que reaccionar, ya que la monstruosa e impagable deuda no la ha generado la ciudadanía. ¿Seguiremos apoyando medidas que salvan a los sinvergüenzas? ¿Seguiremos votando a políticos cobardes que no sirven a su Pueblo y sí a los poderes económicos?
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