miércoles, 14 de octubre de 2015

De la taifa de Arcos a Sigilmasa

Dounia y Manolo se han convertido en los Romeo y Julieta del siglo XXI 
José María Pérez Gómez
Rio Martil - Tetuán 

Viajó desde Arcos rompiendo fronteras y llegó al desierto marroquí para encontrar el amor de su vida.

A través de una amiga que había viajado a Marruecos de vacaciones, Manuel Jesús Caro Gamaza se entera de la existencia de Dounia, una joven bella que a través de unas fotos se enamora de él y empezaron a escribirse… A partir de aquí Manolo se convertirá en Mohamed Barakat.

Manuel Jesús: “- Hasta que un día, por curiosidad, digo voy a conocerla. Le escribí diciéndole que no había compromiso, que ya veríamos si nos gustábamos y aparecí un día en su casa, era la primera vez que venía a Marruecos, me costó llegar a su casa, pero lo conseguí tras desplazarme casi mil kilómetros. Entré por Tanger y cogí un tren para Meknes, donde subí a un autobús que me llevó rumbo al Sur por la nacional 13, a través del Marruecos profundo… Llegué a Rachidia donde había una inmensa calor ya que es la puerta del desierto, aquella misma mañana paré un taxi y busqué el pueblo de ella, a cuarenta y pico de kilómetros: Tafilalet y fue un choque cultural porque ella vive en el Valle del Ziz, en los palmerales, en medio del desierto, cerca de la ciudad de Rissani y de Erfoud…, donde parece que estamos en otra época…

A mí me avisaron que si era una familia tradicional me podrían echar los hermanos y el padre…, pero si era una familia normal podría ser que me aceptaran como invitado y pasó lo mejor de lo que me habían contado, porque el padre me estaba esperando, me cogió la maleta y me dijo: “- Bien venido a mi casa…”

En su casa estuve hospedado una semana. El idioma era un pequeño problema, el padre de Dounia había estado en Barcelona trabajando y sabía poco más que: “- Buenos días, cómo está usted…” También estaba un hermano de mí prometida que había estado en Francia y él sí que hablaba español, haciendo de traductor.

Cuando la vi me gustó inmediatamente, pero no hice ningún signo exterior que expresara que me gustaba por miedo a los padres o hermanos, que estaban allí, no sabía cuál era la mentalidad de ellos… y llegados a este punto el hermano me preguntó qué si no me gustaba su hermana, así que le dije que sí, que la veía jovencilla… Me interrumpió diciéndome que a su hermana le gustaba yo muchísimo y a partir de ahí él me tradujo lo que ella me decía…

A partir de aquí fui a verla más veces e inicié en el juzgado de Arcos el casamiento. Me entrevistan en el mostrador del juzgado, llamándola a ella a Casa Blanca que es el distrito donde pertenece y el Consulado de Casa Blanca le hace una entrevista aunque desconozco las preguntas que le hicieron, supongo que le hablaron con palabras muy técnicas. Ella dice que no acertó algunas respuestas…, (Cuantas hermanas tengo, la edad de mi hijo…) cosas que no tienen nada que ver con lo que es el amor entre ella y yo. El juez desestima el casamiento porque Casa Blanca hace un informe negativo y apelamos a Madrid, donde confirman, ratificando lo del juzgado de Arcos. Entonces le envío una carta de invitación, carta que se aprueba en la misma policía para que en Casa Blanca le aportasen un visado para trabajar en España…

Me llama diciéndome que no la dejan entrar en el Consulado para entregar los papeles y tuve que vender un coche y cambiarlo por otro, para coger algo de dinero e ir en persona para comprobar que en Casa Blanca hay un policía marroquí para despejar a todo el que aparezca por ahí… Logré entrar para quejarme ya que el policía llegó a amenazarla en plan racista total y el mismo gendarme me dijo en español: “- Que ella no, que el papel, que no sé qué, que no sé cuánto…” 

Y cuando entré pregunté que qué tipo de administrativo es el policía marroquí para coger un documento español. Eso es ilegal, un documento español va a una institución española, de institución a institución, no tiene por qué haber agentes externos interfiriendo y allí, reconociendo un poco lo que les estaba diciendo se dedicaron a tirarme los papeles, a darme voces y me expulsaron incluso. Son una banda de impresentables.

Lo intenté también por contratos de trabajo que los tuve que partir todos porque no hubo manera y entonces fue cuando me dio el ictus y me han jubilado… Decidí vender mi casa, comprarme otra más barata, pillé algún dinero y me vine a Tanger, donde ya ella trabajaba y allí me dije que no volvería hasta saber cómo meterla en España. 

Fui a ver a un abogado de Tanger y la solución que me dieron fue que viviéramos en la provincia de Tetuán y ella pudiera entrar en Ceuta y en eso estamos, vivimos en Martil… Pero el padre enterado que ella vivía con migo, al no estar bien visto en Marruecos y además ser ilegal, no puedes vivir aquí con una mujer que no esté casada contigo, pues nos montó una boda tipo marroquí, allí en Zaouia Lakdima, en el desierto y entonces tenemos un documento marroquí firmado por gente y por el juez de Zaouia que solamente vale en Marruecos, en España no quieren reconocerlo, en España las libertades están escritas en un papel, después es otra cosa. Intentaré si puede ser que ella entre en Ceuta y tenga allí a nuestro bebé, porque hay allí más medios, los hospitales están mejor que aquí en Marruecos, me encantaría a ver si puedo solicitar ya el carnet de identidad y el pasaporte de Tetuán y entrar con ella en Ceuta.”


       Esta es la historia que nos cuenta Mohamed Barakat, Manolo Caro para nosotros, un caso de juzgado de guardia, donde no logramos comprender como alguien puede juzgar el amor, como alguien con toga puede decir que el matrimonio de Manolo y Dounia es de conveniencia o ilegal, no sabemos dónde está la presunción de inocencia en algo tan inocente como dos seres que se amán. Condenaríamos a todos los que traten de impedir este matrimonio, pero como dijo el Papa: “- ¿Quiénes somos nosotros para juzgarlos?”

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