lunes, 2 de julio de 2018

El Hombre desenfrenado

José María Pérez Gómez
   
   De pequeño, en los años setenta, en 3º de EGB, a veces teníamos que aprendernos una poesía y recitarla antes de salir del colegio, en especial recuerdo esta de Felix María Samaniego:

LA PALOMA:

Un pozo pintado vio
una Paloma sedienta: 
Tiróse a él tan violenta, 
que contra la tabla dio.
Del golpe, al suelo cayó, 
y allí muere de contado.

De su apetito guiado,
por no consultar al juicio, 
así vuela al precipicio 
el hombre desenfrenado.

 
   Se me quedó grabada para siempre. No es una de esas poesías que se recitan y luego se olvidan, pues es la forma en como está escrita, encriptada y con ese enigma que nos cautiva, cuando empezamos a comprender y a dar nuestros primeros pasos inciertos por la vida, sin saber lo mucho que nos queda por recorrer...

   En aquella época, en aquel libro de texto, no decía quien era el autor. Hoy con las nuevas tecnologías, basta con escribir en un buscador un renglón e inmediatamente sabemos de quién es... y es que Felix María Samaniego no debía de ser un autor que precisamente cayese bien ni al antiguo régimen, ni tampoco a aquel nuevo orden que se estaba instaurando en la España de la transición, pero alguien de manera anónima lo incluyó en un libro de texto infantil.

   La maestra, ajena a todo esto, no sabría nunca del calado y huella que en mí iba a dejar semejante poesía, porque las personas cuando estamos sedientas, nos comportamos como la paloma de la poesía, cuando necesitamos un trabajo o una hogaza de pan, no solemos mirar lo que tenemos que hacer para conseguirlo, si nos lo pintan bonito... Es verdad, caemos fácilmente en las trampas, porque hay quien se dedica a ello, hay muchos "lobos" sueltos en este mundo de hombres, que ya quisiera uno quitarle sus caretas o que fueran lobos de verdad, a los que considero mucho más sanos.

    Imaginaros que tenéis las espaldas cubiertas y que no creéis que vais a daros contra la tabla de ningún pozo pintado... Y un buen día, alguien de tu entorno te presenta a alguien con un proyecto encantador, no para ti, sino para tu gente, para esas personas a las que confían en ti y que te necesitan en algún momento de la vida. Todo parece bonito y empiezas a moverte y a abrir puertas, a presentar gente que conoce a gente, haciendo una bola en la que todos van cayendo, sólo porque tú, en teoría estás en ese proyecto.

    Pero un día, decides poner las cartas boca arriba, quieres ver el proyecto y te das cuenta que es un pozo pintado y que tu, "pájaro" precavido, no te has dado contra la tabla de milagro, pero has sido utilizado de cebo y ahora tu entorno, si no lo remedias, vuela hacia ese madero, para estrellarse o morir desenfrenados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario