lunes, 4 de noviembre de 2019

Noviembre, ese mes en que parece que el mundo se acaba...

José María Pérez Gómez

Cuentos del Alma

    La noche gana terreno a la luz, el Sol se apaga. Noviembre bucólico, mes de difuntos, melancólico y depresivo...

        Nos agarramos a un clavo ardiendo cuando la vida se escapa de tu propio esqueleto... y es que cuando no se cree en nada, la materia es lo que prevalece, lo único que parece importar y el oro, los diamantes y el petróleo no se comen... No viene un camión de mudanzas para llevarte nada del mundo de los vivos al mundo de los muertos, dice el Papa Francisco, buen hombre éste Papa y santo, venerado en vida.

    No se puede buscar entre los esqueletos la energía que un día los habitó, porque está intrínsecamente implicada y complicada con el reino de los vivos... como el rayo que ilumina la noche salido de la nada, como estos renglones salidos de un pensamiento aparentemente vacío, como la nada que no es poco...

       Los muertos no te esperan en el cementerio, aunque a veces sus energías deambulen por allí, cuando mueres y sales del cuerpo, si logras tener esta experiencia y volver a la vida, como a mí mismo me ocurrió, sabrás que al poco de abandonar el cuerpo, vuelves a él si los daños no lo impiden, si puedes y si no, te despides e intentas comprender la nueva situación o ir a lugares que conoces como último refugio para ser rescatado por un ser que te de confianza.

       Llámame loco, pero el cementerio no es el sitio para buscar a los muertos. Los familiares se olvidan de los esqueletos porque son residuos de una vida, basura orgánica, sólo queda el recuerdo.

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