lunes, 2 de abril de 2018

La fiesta se tiñó de luto

Toro del Aleluya
José María Pérez Gómez - Arcos de la Frontera

   La mente humana es muy compleja y difícil de entender... Nos gusta el riesgo, las subidas y bajadas de adrenalina, un punto de locura para esfogar la cordura.

   En el Domingo de Resurrección, por la Cuesta de Belén un ángel baja buscando la liberación de su alma, mientras los equipos de seguridad y gente implicadas en la fiesta más loca de Arcos, se afanan en apartar a los niños, regañando a sus padres si es preciso y recogen a las personas que por las causas que sean, no deben de estar en el recorrido del Toro del Aleluya, vigilando no exponer a discapacitados psíquicos, físicos o a embriagados.

   Bienvenido Lozano, el ángel del que os hablo, pasó desapercibido y hoy muchos nos sentimos culpables. Todos los que le conocíamos, sabíamos de su falta de reflejos, de su incapacidad para exponerse al peligro y de sus adiciones... 

   Cuando con mucho sacrificio, se sacó el carnet de conducir, su falta de reflejos le hizo tener varios percances y se desilusionaba. Él no debería haber estado allí, junto al peligro. 

    A las doce de la mañana del día 1 de abril, de un cajón colocado en la calle Gomeles, salió un morlaco y en un Altar, un ángel, encerrado en un cuerpo de hombre, fue liberado. Bienve, no tenía maldad, era muy inocente y no pudo o no supo esquivar al bovino, tiñendo la fiesta de luto. Eran los primeros minutos del primer toro, que en menos de 6 minutos hizo el recorrido completo, mientras nuestro amigo nos dejaba para siempre... 

   Aún así la fiesta continuó y salió el segundo astado. El hipo se cortaba a los pocos segundos: un hierro tropezó con él, nada más salir del cajón en la Corredera, como si tuviera prohibido seguir. No volvió a ver ese cajón, quedándose casi todo el tiempo entre la calle Alta y Gomeles.

   Afortunadamente, no he sido testigo directo del infortunio y aunque lo hubiera sido, si hubiera grabado algo, conociéndome como me conozco, sé que lo más probable, después de recapacitar unos segundos, acabaría borrando y poniendo excusas para que nadie me pida esas imágenes, llevo más de treinta años de profesión y a las pruebas me remito. No voy a compartir lo que he visto y a los que comparten ese dolor, les digo que no todo vale, los verdaderos profesionales tenemos ética y podemos dar una noticia intentando no causar más daño, esa es la actitud y mi moral, le pese a quien le pese. La viuda de "Paquirri" se encaró con la prensa y hasta ganó un pleito para no tener que ver más en un informativo la agonía y muerte de su marido.

    De todas formas, os dejo con este vídeo que nada tiene que ver con lo expuesto.

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