domingo, 3 de marzo de 2019

En Arcos de la Frontera se cae el Patrimonio Histórico por falta de mantenimiento

PÍA

   Los primeros monumentos de la ciudad sufren deterioro y abandono 

   Santa María no es segura para los viandantes, hace poco hubo un desprendimiento en su fachada principal que pudo haber costado algún disgusto personal, pero afortunadamente se quedó ahí, en el susto. 

   Estos edificios se levantaron con dineros de los impuestos, ordenados por la nobleza, ya que en un Estado Confesional, el tener un templo para encontrarse con Dios se considera un derecho, un servicio público. Por eso los templos nunca estuvieron escriturados, porque no los pagó el Vaticano, sino nuestros abuelos y por eso también, porque la necesidad obliga, los campaneros a cambio de prestar sus servicios tenían su casa dentro y así, al estar habitados, también estaban vigilados... a Dolores para echarla, le han tenido que dar otra vivienda.

   Así mismo, las obras de arte, también son donaciones y por eso Manuel Pérez Regordán y Víctor Marín Solano realizaron los inventarios de Santa María y San Pedro, en tiempos del obispo don Rafael Bellido Caro, otro arcense que amaba a su diocesis y a su patria chica: Arcos de la Frontera. 

   Desaparecidos éstos tres señores, las parroquias de nuestra ciudad, al igual que las demás del grupo sufrieron el desalojo de sus libros para enriquecer el Palacio Obispal, en el cual también se exponen algunas obras de arte y joyas que son precisamente las que donaron nuestros abuelos para las iglesias de Santa María y San Pedro. 

   Meses antes de morir, el cronista oficial publicaba la desaparición de un pectoral valorado en aproximadamente un millón de euros y que el cura de entonces, Domingo Gil, no llegó a denunciar...

    También ha desaparecido el grupo de campaneros, hace poco los echaron, con lo cual las campanas y las mismas torres se irán deteriorando sin que nadie haga nada. Un Patrimonio que es de todos y ni siquiera se observa interés por parte de la Delegación de Cultura, pues cuando hay una restauración, ya sea de un inmueble o de una obra artística, se recurre a lo público, con lo que se demuestra que el mantenimiento de estos edificios, es responsabilidad de todos nosotros, con absoluta libertad de credo, es más, incluso siendo ateo no te libras de esta obligación.

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