¿SEGUROS?

Los arbotantes del Callejón de las Monjas,
testigos mudos del terremoto de 1755

     El terremoto de Lisboa de 1755 con una magnitud de 8.7 se dejó sentir en toda Europa, en Arcos cayó la antigua torre de Santa María y el templo amenazaba con desplomarse sobre el convento de monjas concepcionistas La Encarnación, de ahí que para asegurarlo se apuntalase con los arbotantes que hoy forman parte de la identidad de la Ciudad, el Callejón de las Monjas es hoy testigo mudo de aquel triste y famoso terremoto. En estos días en los que el lejano oriente ha sido sacudido por un importante terremoto que ha provocado la alarma nuclear en Japón, nos preguntamos si de verdad estamos seguros en Europa. En España sin siquiera un movimiento sísmico que lo justifique ya hemos tenido algún susto que otro en nuestras centrales.

                - “Pero: que no cunda el pánico, España no es Japón, tampoco “Chernovil”

     Y los que nos lo dicen se quedan tan panchos y mientras hoy sigue reunido el consejo de seguridad nuclear español. Los que nos lo dicen quizás no sepan de historia y tampoco que en Europa también se producen este tipo de fenómenos, lo que pasa es que puede ser que tengamos la suerte de no verlos en nuestra corta vida, pero que llegarán a producirse, eso es seguro, no sabemos cuando pero sí que ocurrirá algún día.

                -“La energía nuclear es la más barata, es limpia y segura...”

     Hoy esta frase no es más que otro “cuento chino”, perdonad por la expresión, no he pretendido ser racista, es una frase hecha que viene al punto y perdonad también porque en esto de los "megatones, kilotones, etc.," siga siendo un cateto sin remedio y aun me pregunte: ¿Cuánto vale la dignidad humana, el miedo y la amenaza? Amenaza nuclear... ¡Casi ná! Y los residuos ni os cuento. Arcos está lejos de una central nuclear, pero no lo suficiente, así que considero desde hoy a todo el que me vuelva a hablar de los beneficios de una “Nuclear...”, una de tres, o es tonto, o se lleva dinero promocionándolas o es un terrorista.

José María Pérez Gómez