Sierra de Cazorla, Segura y las Villas |
Sierra de Cazorla, Segura y las Villas
Con el hermano Zorro |
La pasada semana estaba
disfrutando de mis vacaciones y os puedo decir que en el Parque Natural de
Cazorla, Segura y Las Villas, donde nace el Guadalquivir, nuestro gran río que
vertebra Andalucía, allí…, justo allí he visto acercárseme a los ángeles del
Señor en forma de animales, con los que he compartido comida y vivencias,
después hemos sentido la fuerza de la Naturaleza:
El poderoso Río que nos ha cautivado, al principio un riachuelo, que va creciendo pendiente abajo. En el cerro de Utrero paramos en una venta a picotear algo pues por aquí no podíamos seguir, íbamos andando y nos tropezamos con una garganta donde el río se estrecha, subiendo el nivel del agua, era temprano y tendríamos que mojarnos en unas aguas que están frías, pero bien frías que lavarse la cara y las manos de madrugá como pude comprobar, duele.
El poderoso Río que nos ha cautivado, al principio un riachuelo, que va creciendo pendiente abajo. En el cerro de Utrero paramos en una venta a picotear algo pues por aquí no podíamos seguir, íbamos andando y nos tropezamos con una garganta donde el río se estrecha, subiendo el nivel del agua, era temprano y tendríamos que mojarnos en unas aguas que están frías, pero bien frías que lavarse la cara y las manos de madrugá como pude comprobar, duele.
Teníamos nuestro coche a unos kilómetros,
en la zona de Arroyo Frío, pero en la venta el dueño nos informó que podíamos
cortar camino subiendo por estos escalones de la derecha pegados al caserío, un
itinerario muy bonito que bordea el monte para aparecer justo al otro lado de
la garganta, con sus impresionantes cascadas y saltos de agua, la gran cascada
que desde una gruta sale al encuentro del Guadalquivir se hallaba seca pues aun
no ha llovido suficiente.
Tras una buena caminata llegamos al coche, en
lo alto de él teníamos un kayac para cursar las aguas, no sin un merecido
descanso en un camping. Esa noche tuvimos compañía y es que en este parque los jabalíes
saben que donde hay turistas, hay comida…, por las noches los gorrinos se
mueven entre las tiendas de campaña.
Al día siguiente cruzaríamos en
embalse del Tranco de Beas que llegamos hasta allí por el curso del río, unos
15Km aproximados de remo y esfuerzo, nuestros perros disfrutaban, estaban como
niños, mirándolo todo y escuchando la berrea del ciervo, hicimos una paradita
en la isla que tiene una fortificación medieval y continuamos nuestro rumbo.
Salvador Rus, Mika, Benito y José María con los palos de remo |
Al salir del Tranco, Salvador
fue a recoger el coche haciendo autoestop, luego buscamos el lugar idóneo para
poder lanzar la canoa de nuevo, una zona muy divertida con rápidos remansos y
algunos obstáculos. Un señor nos dijo por donde se salían los lugareños que
tienen allí un club de kayaks y hacen rafting por la zona, en un puente de
tubos:
“- Tened cuidado que el año
pasado una barca se metió por los tubos y no podían sacarlo”
Todo
fue tan bien, el paisaje, los sonidos de los pájaros…, que cuando embarrancamos
estábamos en lo alto del puente que nos dijeron, pero nosotros que somos muy
machos introdujimos nuevamente la canoa en el curso fluvial, a pesar que ya
veíamos que cuando venía un remanso, un momento de tranquilidad es porque por
algún lado río abajo algo está estrangulando las aguas y seguidamente un rápido…,
así fue como pendiente de esto, a lo
lejos oí que el agua rugía, no me atrevía a pasar por allí y así se lo hice
saber al compañero, sacamos la barca, analizamos la situación y decidimos
acampar pues se nos echaba la noche… Esa noche la pasé pensando en lo que nos
esperaba al día siguiente.
Las cascadas del Guadalquivir |
Nos levantamos y salvamos el rápido por un lado donde parecía que tenía menos fuerza, dejando en medio las rocas que rujian como leones, seguíamos y era mucho más divertido de lo que esperábamos, la adrenalina se nos subía por el cuello, esto sí que es una aventura y cuando pensaba que íbamos a reunirnos con Dios, juro que se presentó y nos salvó, nos derribó de la barca justo en el momento preciso, antes de golpearnos contra un árbol y de caernos por un barranco, donde ya sabemos que le debemos una.
Sí, sin duda puedo decir que
vuelvo a ver señales para creer…
Pudimos sacar la barca de allí y
dimos un buen rodeo para poder seguir, pero ya en una zona donde el río va
domado, o casi…
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