Si fuéramos animales de sangre fría y dependiéramos de la temperatura exterior para mantener nuestras constantes vitales, buscaríamos sin duda un lugar con un clima agradable.
En Arcos de la Frontera hay zonas que por estar tan cerca del núcleo urbano, no se le echa cuenta y son verdaderos refugios, paraísos donde desde hace miles de años viven los ofidios autóctonos más grandes de Europa, pero aún así, para la mayoría de los mortales, pasan desapercibidos y gracias a ello un grupo de lo más selecto ha sobrevivido. Curiosamente son los oficios más grandes, una joya inapreciada, que para los amantes de la naturaleza es un regalo de incalculable valor, pero hoy necesitan de nuestra concienciación y respeto, para seguir viviendo.
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