Aceitunas ecológicas de olivos centenarios
de la variedad lechín
Sí claro, José Andrés, es fácil decirlo... probarlo otra, yo podría, porque cuando viajo lo hago derrochando lo que tengo, es que si no, no salgo siquiera. Mi padre para esto tenía una frase de nuestro refranero popular: "- El dinero y los cojones, para las ocasiones."
Decir que tenemos árboles de los que manan oro es muy bonito, impactante... precisamente tengo dos mil de esos y ecológicos. Pero decir que has dicho eso en el país de los aranceles a nuestros productos e ir a hacerles de comer, a trabajar para éstos individuos que no valoran el oro de nuestras aceitunas... eso a mí me suena a chufla. Pregúntaselo a los productores de aceitunas de mesa, que tienen que buscar otro mercado abaratando lo que ya estaba consolidado.
El trabajador que es bueno, lo demuestra en casa, pero a veces se traspasan fronteras si la demanda es buena y desmesurada, pues el que vale no sale de casa a buscar trabajo, a no ser que vaya a dar el palo...
En un tiempo tan convulso, donde la hostelería precisamente la tenemos parada, hacer un juego de palabras con el doble sentido de lo que podemos entender con el termino "rico" para mí no es acertado, aunque sí, en cierto modo creo que estamos en el país más rico del mundo, por eso trabajo aquí, vivo aquí, compro aquí... porque gobierne quienes nos gobiernen, creo en la gente de este país, en nuestros productos y todo lo relacionado con nuestro entorno, historia, industria, paisajes...
No sé lo que se habrá pagado por esta frase, ni lo que está costando la campaña, pero cuando paso por una puerta de Cáritas y veo a esa gente que viviendo en el país más rico del mundo, no tienen para saborearlo, se me cae el estómago.
Menos "citas previas" en las oficinas públicas y más efectividad (Trabajo para la administración y estoy en contra de la burocracia y del corporativismo, yo desde luego no lo practico).
Por eso, querido José Andrés, te propongo un reto: ven a hacernos de comer a los pueblos más pobres del país más rico del mundo, el tuyo y el mío, donde la hostelería agoniza por esta cruel pandemia y la mala gestión pública, de la que tú, por decir esta chorrada, vas a salir seguro fortalecido.
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