martes, 22 de septiembre de 2015

Libera tu mente


José María Pérez Gómez

  Dentro del vientre el vino gira y se marea como en una centrifugadora, las bailaoras de nuestra tierra mueven sus cuerpos como si estuviesen en otro mundo. Los mozos invitan a una ronda a compás de palmas y extraños sones.

   Aquí todo es diferente, sólo los animales beben agua, los demás cubos de vino…, en este mercao todo se compra y se vende, desde un cante, castañas pilongas, turrón o un simple juguete… Tampoco faltan los pícaros, esos que siempre están como moscas a ver lo que te sacan, o los ilusionistas, los que venden humo y sueñan con gobernar a la gente, sin saber que a este ganao hoy no hay quien lo meta por verea, ni quien con hierro lo marque. 

   Es una fiesta un tanto anacrónica dentro de un nuevo concepto del siglo XXI ¿A saber a qué o a quién llaman hoy ganao? Antiguamente este era el origen de la fiesta, la venta de animales en el concepto más amplio de la palabra, si contamos que por ganao se vendían también esclavos, algo de lo que según parece nos hemos olvidado y tan sólo fue ayer, un ayer de 1860 cuando fue abolida la venta de humanos para el trabajo, 1881 en Cuba, motivo más que suficiente para celebrar una fiesta. 

   ¿Pero quienes eran esos trabajadores que llevaban grilletes? ¿Nunca os lo habéis preguntado? A la quinta generación parece que la sangre se diluye y se adquiere la constitución de la raza más mezclada, esta prueba la hicimos en mí casa mezclando palomas cuando era un niño. Los esclavos por lo general pasaron a llevar el apellido de sus amos. Recuerdo que a mi padre un señorito de Jerez le encargó su árbol genealógico para narcisearce y regocijarse con sus posesiones y en la cuarta generación le encontró un negro, a partir de ahí éste “señor” le dejó colgado el estudio a mí progenitor, no quería saber nada de sus ancestros, le avergonzaba que su mujer lo supiera y mí padre nunca nos reveló quién le había encargado el trabajo. 

   En Andalucía, tierra agrícola por excelencia, no es de extrañar que el porcentaje de esclavos fuese muy superior al del resto de España y así aunque a muchos les pese, también tenemos un alto porcentaje de vecinos que sin llevar el apellido de su amo también vivieron como ganao, pues eran otro tipo de marginados, nos referimos a los moriscos, a los que llevan apellidos como: Ayala, Blanco, Bocanegra, Carrasco, Chamorro, Díaz, Gálvez, García, Luna, Morilla, Morato, Morales, Moreno, Mendoza, Plata, Ximénez, Vargas, Venegas…, por decir algo, algunos de ellos lo ignoran, otros lo llevan a orgullo, mientras que los menos se enfadan y es que en nuestra tierra, a menos que seas maestrante con ocho apellidos de noble cuna, es imposible que ningún miembro de tu familia haya sido alguna vez “ganao.”

  ¿Cómo no va a ser nuestra tierra una fiesta, con tanto caldo de cultivo? Hoy es la fiesta de la liberación, San Miguel ha bajao su espada porque una gitana le ha guiñao el ojo izquierdo y le ha leío la mano, se ha marcao un baile con una paloma llamada Mary Paz, de la que de su cola se ha desprendio una pluma blanca, que ha cogío una niña para ponérsela en el moño, para hacerse la “india,” porque aquí eso de hacer el “indio...,” lo hacemos la mar de bien, de forma espontánea y natural.

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