Crónica taurina: Antonio Ortiz-Ordóñez
Sobran todas las orejas y rabos del festejo celebrado este domingo en la Plaza de Toros de Algar. Verán ustedes porque lo digo. En una tarde espléndida, un día más, vimos la plaza llena de aficionados, seguidores del Torero Arcense que sin cortarse un pelo, como si de Sevilla o Madrid se tratara, recibió al astado a puerta gayola.
Y es que como venimos diciendo, este torero nos va trayendo aires frescos desde la última vez que le vimos luchar en temporadas escasas de festejos y corridas de toros. Los toreros humildes tienen estos gestos y son gestos que lo engrandecen como matador de toros. La mayoría de los buenos aficionados presentes no daban crédito cuando el torero, rodillas en suelo, esperaba un cinqueño bien presentado en la puerta de chiqueros.
Una tanda con el capote de lujo,. Un poco pasada la pica tengo que decir. Tuvo momentos de ligazón con la derecha y toques de pellizco con la muleta en la mano izquierda, administró muy bien las pocas fuerzas que le brindaba el toro. Aprovechó bien los viajes, mostrando profesionalidad y pisando los terrenos del toro con seguridad y talante. Un toro que se defendía, por falta de fuerzas, levantó de la arena al torero, echándolo por los lomos, soportando una caída aparatosa y peligrosa al amortiguarla con la espalda y los riñones. Un varetazo en el muslo izquierdo y magulladuras en la cara, toro descastado que no hicieron sino demostrar una vez más, de la pasta que está hecho nuestro torero.
Sin pensarlo un segundo, “enrazao” el matador, se metió en los pitones decidido, sacándole dos tandas más. Nos tiene acostumbrados el Arqueño a matar de estoconazo, en esta ocasión, un poco tendida, que fue suficiente para dejarlo en la arena. Saludó con respeto, una ovación y vuelta al ruedo obligado por el público que llenaba los tendidos. En este tipo de festejos a puerta cerrada, como estar en pleno campo en una plaza de tientas; Tenemos que apreciar los aficionados, el esfuerzo que hay que hacer para la preparación de una temporada. En el momento que le meta los pitones un toro, y arrastre de verdad el ozico por la arena, disfrutaremos de un torero nuevo, más asentado, con más cabeza, con más solera, con temple y con el mismo pundonor de siempre. Torero valiente, tremendista en ocasiones sí, pero sacando arte del corazón y con más aplome que nunca. Así lo he visto, y así lo escribo, no tengo que darle coba. La verdad sólo tiene un camino y esta tarde se ha visto verdad con mayúsculas. Torero de raza, hay que decir, este hombre de Arcos de la Frontera.
En una plaza importante queremos verlo este año con las mismas ganas. Sabemos de las dificultades y de los intereses que se mueven en el mundo del toro, donde el que más vergüenza tiene es el animal, pero como dice nuestro torero, RENDIRSE NO ES UNA OPCIÓN.
En este caso y en el día de hoy, hemos visto el poder de convocatoria de un torero que ha metido en la plaza a más de 1.000 personas y que en el momento que lo dejen, llenará carteles importantes. Ahora si podemos decir que está cuajado, con las ideas muy claras y sobre todo sabiendo lo que se juega como matador de toros profesional.
En segundo lugar, María Serna nos sorprendió con el eral que le eligieron en el campo.
Verde todavía andando los terrenos del novillo, demostró que tiene hechuras y sobre todo valor. Quieta ante el astado, soportó los revolcones y levantó al público varias veces de sus asientos de entrada con el capote y una tanda con la izquierda especialmente. El Arqueño, con humildad y motivos de generosidad, aconsejó a la novillera en varias ocasiones, especialmente a la hora de tirarse a matar. Promete esta Alicantina de 19 años, siendo mujer, ya se sabe lo difícil que es salir adelante en el toreo. Con mi espíritu de ganadero de toros de lidia, hoy me he sentido más torerista que torista. Esta tarde gracias al Arqueño, torero de mi tierra, Arcos de la Frontera.
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