José María Pérez Gómez
Desde hace unos años, colectivos de ultraderecha se reúnen en esta ciudad para celebrarlo... Para otros no hay nada que celebrar y hoy Granada parece un campo de combate donde nuevamente las Españas están divididas.
Si a mi ciudad llegan miles de "fachas" a celebrar algo, a mi lo que me importaría es saber más o menos cuantos son para venderles el vino y si se van a quedar a comer, porque si les digo que no hay nada que celebrar y trato de impedírselo, yo mismo me convierto en otro facha creyendo que no lo soy y además..., que si les puedo sacar dinero, sería tonto no hacerlo.
La Toma de Granada supuso muchas cosas, pero hay que saber que después de todo, la capital del reino tenía abierta una guerra civil entre familiares de la casa real que la condujeron al hundimiento. Boabdil entregó Granada antes de lo pactado porque ya tenía amotinado a medio pueblo y temía por su vida. Los mismos que defendían tanto a Granada van a cambiar de bando y a servir a los reyes católicos para evitar ser expulsados. Por eso la mayoría de los Andaluces podemos presumir de al menos llevar cinco sangres, en mi caso yo las llevo y sin recurrir a muchas pruebas, esto se ve en los apellidos que tengo y se nota en mi cara...
Desde entonces Castilla, Aragón, Navarra y Granada se van a fundir en una sóla nación: España y dará fruto al imperio más grande que jamás ha existido.
Boabdil, el último rey de Granada está enterrado en Fes, cerca del hotel Merinides. He estado en su abandonada tumba..., está en un alto desde donde se divisan las murallas de la ciudad marroquí, aquellas vistas me recuerdan al Barrio de la Macarena, en Sevilla. Su mausoleo parece un estercolero y siendo el rey de España y el de Marruecos tan amigos, me apena que el último rey de la Alhambra está hoy sin flores, sin homenaje, sin nadie que vaya allí a recordarle.
La gente de Armas de Arcos, Marchena, Morón, Jerez, Rota, El Puerto de Santa María, Isla de León, Cádiz, Sevilla, Utrera... acudieron a la llamada de don Rodrigo Ponce de León, señor de Marchena, marqués de Cádiz, conde de Arcos, por ordenes de los Reyes Católicos y se unieron al resto de las tropas castellano-aragonesas, junto a mercenarios venidos de otros países europeos, para terminar con los rescoldos que quedaban de lo que en su día fue Al Andalus.
Sí es verdad, fuimos un poquito salvajes, pero es lo que somos, de ahí venimos. Recordad, esto no debe de ser para abrir heridas, sino para celebrar una fiesta y hoy podemos brindar con aquellos descendientes que defendieron Granada de nuestros ancestros:
Brindemos por los Venegas, Zegrís, Mendozas, Garcías, Lunas, Meleros, Morenos, Morales, Morillos, Moratos, Blancos, Vargas, Málagas, Gálvez (éste último es una excepción, una desvirtuación castellanizada de Galib que significa: vencedor) y tantos otros que sin saberlo llevan apellidos moriscos.
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