Dragón en la exposición de Iker Jiménez, de 4 Milenio que retratamos en Sevilla |
Como canta Manolo Cantarranas en uno de sus discos: "- En Arcos de la Frontera que es una gran población, orgullo de España entera y de nuestra nación..." soltarán tres toros, tres... por no estar permitido soltar a nuestro dragón.
Sudor, ropa pegada al cuerpo, perfume a muchedumbre, mujeres con algo de pintura, nervios, saltos..., el respirar se corta cuando suena un cohete y luego la calle brama, como un dragón furioso, herido en su orgullo.
Detrás y delante de unos cuernos enloquecidos, por los chillidos de la gran jauría humana, Gomeles abajo, Corredera arriba, irán huyendo algunas doncellas en desenfrenadas carreras, junto a todos los chiquillos después de una semana de recogimiento.
Fuerza, poder y gloria, algunos creerán por unos instantes tener la fuerza y agilidad de nuestro Patrón, otros no tendrán tanta suerte: magulladuras, pisotones, moratones, cornadas, a veces la muerte... y tras las tablas, alcohol, mucho alcohol, no todo el mundo corre.
Unos aman la fiesta, otros la odian, para unos es una tradición, parte de nuestra cultura e historia, para otros, maltrato, retroceso y escándalo... ¿Tragedia? también, también conforma el envoltorio, así dicen que es la vida. Después de la cuaresma y de una semana de privaciones, vuelve la fiesta de la carne, se libera el reptil que llevamos dentro, el tercer toro en la noche del Sábado Santo entra con polémica, aún estamos de luto, el Redentor todavía no ha resucitado y el año pasado perdimos a un arcense.
Por los rincones arcenses oleremos a montaditos, a barbacoas y alguna que otra paella... Los bares se llenarán, como siempre y comenzará así la gran temporada de las tardes de terrazas.
Por los rincones arcenses oleremos a montaditos, a barbacoas y alguna que otra paella... Los bares se llenarán, como siempre y comenzará así la gran temporada de las tardes de terrazas.
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