domingo, 4 de diciembre de 2011

Expedición a la Torrecilla

La Torrecilla 1.919 metros
José María Pérez Gómez
La Torrecilla

Desde Los Quejigales
La Cañada del Cuerno
Algunos pinsapos aun retenían la nieve del día anterior
   A las diez de la mañana comenzábamos el ascenso desde el refugio de los Quejigales, iniciando una etapa catalogada como media-alta en dificultad: Sebastián, Juan Manuel, Pedro, José Francisco, Salvador, nuestro amigo de cuatro patas: “Benito” y un servidor penetrábamos en la Sierra de las Nieves por la Cañada del Cuerno, habitada por un bosque de Pinsapos, hermanos de los del Pinsapar, en la Sierra de Grazalema y de los de Sierra Bermeja, que conforman los tres únicos parques naturales donde en Europa se dan estos abetos autóctonos y que por ello éstos gozan de especial protección, siendo declarados como reserva de la biosfera. Pinsapos espectaculares con alturas de más de 20 metros y con cientos de años, que no dejan de sorprendernos por más que conozco la zona desde niño. La subida parece interminable, pero agradable, saboreamos el paisaje y respiramos su pureza, disfrutamos cada instante, cada palmo, mientras el sol derretía la nieve atrapada en las hojas de estos monumentales arboles. El frío conservaba bien el vino tinto que guardabamos en la bota, estaba tan fresco que nuestros cuerpos calentados por la subida lo agradecían, parecía que era de una calidad extra superior, vamos que no quedó nada para vinagre...

Quejigos de Montaña
    Ya estamos en el Puerto de los Pilones y divisamos La Torrecilla, el pico más elevado de la provincia de Málaga, nuestra meta. Hasta allí nos dirigíamos atravesando por otro bosque de quejigos de montaña, tan raros como únicos, nuestros amigos bromeaban y decían que allí tenía a mis “dragones”, por sus formas tan particulares que le dan un atractivo de bosque encantado. Desde allí se divisa el mar Mediterráneo y otros monumentos naturales como la Alcazaba: un promontorio que recuerda a otro monumento construido hace siglos por el hombre, la Alcazaba de Málaga.
Nevero
    Un poco más allá divisamos un antiguo pozo de nieve, estos viejos neveros son precisamente los que le han dado el nombre a la zona, LA SIERRA DE LAS NIEVES, pues es desde donde procedía el producto que se podía disfrutar en toda la comarca, cargado a lomos de borriquillos, cuyos arrieros utilizaban paja como aislante, en una época en la que no existía el frigorifico en las casas, por lo que era un producto muy apreciado y el trabajo debió de ser muy duro ya que no es lo mismo venir de visita a disfrutar del paisaje, de la nieve..., que venir a pasar frío y quemarse las manos con el trabajo.

Refugios naturales en el Pilar de Tólox





Estrecho de Gibraltar
    En el pilar de Tólox llenamos nuestras botellas de agua, realizamos una parada y contemplamos los refugios naturales de esta pared caliza y el santuario. Cogimos fuerzas para llegar a la cumbre que la teníamos justo enfrente y aunque cerca, hay que esforzarse, hacer alguna parada y respirar para volver a la carga. Una vez en la cima nos encontramos con una multitud de montañeros con la que compartimos, vino, aceitunas... y el momento. Desde este punto divisamos Málaga, Sierra Nevada, con sus picos Mulhacen y Veleta, el Parque de Grazalema, Gibraltar, el norte de Marruecos, Sierra Bermeja... Como anécdota curiosa, nos sonó el móvil y eran mensajes de las compañías que operan en Marruecos, dándonos la bienvenida, pues allí nuestras compañías no tienen cobertura, nos miramos y decidimos no hacer llamadas internacionales dentro de nuestro mismo territorio, cuando iba a apagar el aparato me sonó y resultó que era mi Madre llamándome desde España que estando en el mismo país la llamada la estaba recibiendo desde el extranjero..., sin comentarios.





De izquierda a derecha: Sebastián, Juan Manuel, Salvador y
Pedro

José María

    La montaña es como un imán, un santuario natural en el que todos compartimos un momento de espiritualidad, de retiro... y admiramos la belleza de nuestra Madre Tierra, llegar a lo más alto no es una conquista, al contrario, la montaña nos conquista a todos y se gana nuestro respeto. El esfuerzo mereció la pena.
A pesar de los numerosos montañeros que suben a este pico,
no se veía ni un papel o lata en el suelo 




        Cruzarse con otros montañeros, saludarse sin conocerse, intercambiar itinerarios, opiniones, compartir experiencias y comidas... Esa es la magía que nos contagía la montaña.

Juan Manuel con nuestro amigo "Benito"



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