Sebastián, Juan Manuel, "Benito" y José Francisco en la cumbre |
La Tiñosa
Esta mañana nos levantamos con una sorpresa, al llegar al coche, nuestro vehículo parecía que no era el nuestro, pues lo encontramos ocupado con un inquilino dentro, ante tal situación decidimos preguntarle al individuo:
“- ¡¿Qué hace usted en mi vehículo?!
No hubo respuesta, el “niño” estaba durmiendo la mona después de haber entrado por la cara en un vehículo que no era el suyo, tras haberme puesto patas abajo todos los papeles, de haberme forzado el radiocassette, intentar puentear el contacto, de mancharme los asientos de sangre..., me entraron ganas de..., pero la verdad es que en el fondo lo que sentí fue pena y vergüenza de juventud destrozada, en vez de pegarle una paliza, llamamos a la policía municipal, que respondió de momento y se hizo cargo del individuo que respondía al nombre de Lázaro, que ni se levantaba, ni andaba..., le devolví incluso el teléfono, que se había dejado en mi asiento. Esto no significa que no le pida daños y perjuicios, pues aunque no me robó pues estaba incapacitado, deberá reponerme los desperfectos, que no quiero más.
Me suena el teléfono y eran nuestros compañeros de Ubrique, que ya estaban en la zona de contacto esperándonos, nos estábamos retrasando una media hora y tenía ganas de echar un buen día entre nuestros amigos Juan Manuel, Sebastián, José Francisco y como no: “Benito”, nuestro amigo de cuatro patas.
Así que partimos dirección Rute, cruzando media Andalucía, allí desayunamos, recabamos información y tomamos una copa de anís, que es lo que por estos lares pega, curiosamente antes de entrar en el bar, José Francisco me comentó lo guapas que veía él a las niñas de este Pueblo y se fijó en una de ellas... que si no llega a ser porque teníamos una misión y porque Juan Manuel para persuadirlo le dijo que era fea, a pesar de lo evidente, casi nos quedamos con un expedicionario menos..., y por fin pusimos rumbo a nuestro verdadero objetivo, La Tiñosa que es el punto más alto de la provincia de Córdoba. Llegamos a un Pueblo llamado Las Lagunillas y allí nos indicaron por donde podíamos atacar para llegar con éxito a la cumbre, por el carril que sale al final del Pueblo a la derecha sentido Rute, el que va al Cortijo Alto, donde dejaríamos en pocos minutos el coche.
Tras este cortijo de Cañatienda, en ruinas, se alza El Morrión que eclipsa tras él a La Tiñosa |
Desde allí se divisa El Morrión, que es un pico cercano y hermano de la Tiñosa, en el cual se haya una caverna prehistórica y que parece que aun se utiliza como refugio de cabras e incluso personas. Partimos desde un cortijo en ruinas llamado: Cañatienda. El Morrión y la Tiñosa forman una característica formación que por aquí los lugareños conocen como la Silla Alta, según nos comentaba un paisano de Lagunilla que nos indicó y que se había criado allí, que no nos acompañó por estar operado de coronarias, la verdad es que nos recuerda a la silla de un caballo visto desde el Pueblo, también nos recuerda a otras zonas de nuestra provincia de Cádiz, como la Sierra de la Silla, donde vive nuestro compañero José Francisco, en Ubrique o a otra formación parecida que hay entre Espera y Arcos.
Subiendo por vereas de cabras |
El ascenso por vereas de cabras, serpenteaba por donde nos había dicho un cabrero de la zona y al poco estábamos por las crestas de la Sierra, desde donde se hace ya más suave la subida, las grajillas con sus graznidos nos acompañaban, poniendo la banda sonora que nos alegraba la subida, desde allí no tardamos en conquistar la cumbre, a las 13:00 horas nuestra meta estaba conseguida.
La Caverna de El Morrión con el embalse de Iznajar al fondo |
Hoy no se veía Sierra Nevada, debido a las nubes, pero pude ver al Sur unas cumbres que creí reconocer, se trataban de La Maroma al Sur- Este y de la Torrecilla al Sur-Oeste. Almorzamos en la cumbre y firmamos en el libro de visitas que allí se encuentra, como una pequeña muestra de civismo, en la caja metálica que lo alberga se hayan algunos bolígrafos.
En la bajada visitamos la cueva de El Morrión que nos pareció de extraordinaria belleza y donde los cantos de los pájaros nos parecían mensajes de los ángeles del Cielo, una pareja de colirrojos tizones nos dio la bienvenida. La bajada por las faldas de esta montaña es bastante empinada, recordándonos a la de la Torrecilla, en la provincia de Málaga.
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