miércoles, 7 de agosto de 2013

A José Antonio Roldán Caro

José María Pérez Gómez
Arcos de la Frontera

                Las campanas de Santa María repicaban alegremente a las 7:00 de la mañana en un día grande: El de la Patrona, la Virgen de las Nieves
                Arcos está colgado en lo alto de un paraíso desde donde se divisa toda la campiña, la sierra, la vega del Guadalete…, colgados de un inmenso balcón, por lo que a veces sus moradores se comportan como ángeles o ícaros, se olvidan que no tienen alas para volar, muchos van hasta allí a encontrarse con Dios. La ciudad alberga cantidad de iglesias y conventos, de estos últimos solo en las Salesianas, San Juan de Dios, Mercedarias y en la Caridad quedan religiosas dedicadas a prestar sus servicios y a la oración, de los demás solo queda el esqueleto…, aparentemente.
                Sí, aparentemente nuestra ciudad se ha vuelto tan laica que no vemos los ángeles que alberga:
Erase una vez un CONVENTO, convertido en HOTEL y su prior, por la Gracia de Dios y tras haberlo peleado con litigios incluidos: José Antonio Roldán Caro, al que veíamos todos los días como un vecino más. Fue nuestro cartero, nuestro fotógrafo, trabajó para la prestigiosa agencia Europa Press, también en su juventud fue uno de los fundadores locales del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), sin que por ello quedase etiquetado o marcado pues a nadie le preguntaba por su ideología, hablaba con todo el mundo y después nos puso a más de uno de comer en su restaurante y tampoco se le caían los anillos a la hora de enseñarnos a reciclar, dando ejemplo, sin que por ello pudiéramos tacharlo de loco aunque algunos lo creyeran, que estamos hablando del hostelero más laureado, del que más premios ha acumulado.
                Retirado de la política, ayudó a los que creía que hacían el bien por su pueblo…, os voy a contar un secreto: El vino que os bebisteis cuando protegimos el Arroyo de las Nieves para que no fuese sepultado por la especulación y corruptela política del momento (1995), se lo dio José Antonio a mi hermano Jacinto y a Manuel Ángel Ahumada (Poleao), para que lo pusiésemos a vuestra disposición y disfrutáramos de aquella fiesta, lo hizo desinteresadamente pues en aquellos momentos cualquiera que nos ayudase podría ser tachado de antipatriota y hoy todos nos alegramos de poder conservar ese Arroyo: El Arroyo de las Nieves, donde apareció nuestra Patrona, sí, que casualidad muchos hemos quedado marcados por aquello, tu pusiste el vino de la victoria, por cierto que pusiste un vino tinto muy bueno, no se me olvidará nunca, porque tus ánimos fueron mi aliento. Con este hecho marcaste tu vida, no podías entrar en el cielo un día cualquiera, ni de cualquier manera, que limpiando las impurezas que empañaban los cristales de tú convento resbalaste y como un ícaro volaste por la Peña poco después de un repique de campanas y Arcos entero se estremeció porque un ángel cayó por su peña para entrar en el reino de los cielos.


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