domingo, 27 de noviembre de 2011

Expedición en Arcos de la Frontera

Restos de la Antigua Torre de San Antón
   José María Pérez Gómez
   Arcos de la Frontera

    Para realizar una buena expedición y pasar unos buenos momentos no hace falta ir tan lejos. Arcos en si mismo es un paraíso muy cercano y que por eso mismo de tenerlo aquí, sin tenernos que mover, a veces no le echamos cuenta.

    Ayer fue un día maravilloso, muy agradable para las fechas en que estamos, no hizo frío, tampoco viento... era un día ideal para pasear por nuestros alrededores. Así un grupo de amigos vino a realizar una excursión y a disfrutar con nosotros de los santos lugares que tiene nuestra ciudad y de uno de los itinerarios paisajísticos más espectaculares de España.

    Empezamos el día visitando la Basílica de Santa María de la Asunción y continuamos nuestro recorrido por la calle Escribanos rumbo a San Pedro, Plaza del Cananeo... así hasta bajar lentamente e introducirnos en otro mundo, por el Camino de San Antón, por lo alto del Arroyo de las Nieves, donde se encuentra la mayor concentración de Acantos de Andalucía, una planta ornamental con propiedades medicinales que está representada coronando los capiteles corintios de griegos y romanos, que por su gran belleza se ha convertido en el símbolo de las Bellas Artes. El Arroyo está encajado en la cara norte de la legendaria Peña, cuenta con un microclima propio y forma junto al Guadalete una autentica barrera natural de defensa de la ciudad, siendo el lugar donde habita el Cernícalo Primilla y en los años noventa todavía se podían ver Nutrias, pero en la actualidad también te puedes llevar una sorpresa si te gustan los ofidios, o un buen susto si no, pues en esta zona viven las culebras más grandes de Europa, que como aquí no nieva y la temperatura se mantiene constante, estas Culebras Bastardas, Malpolón o de Mompelier, que es la misma, no se aletargan y por eso aquí son las más grandes entre las más grandes, siempre que las dejen vivir lo suficiente.

Zúa del Molino de San Antón
De izquierda a derecha: Salvador, Juanma, Javier, María José
y Lucía
    Cruzamos el río por la zúa del Molino de San Antón, refrescandonos los pies, pues había una compuerta de la Presa abierta, así pasamos a la otra orilla y nuestros amigos pudieron contemplar la siempre espectacular Peña Vieja y los meandros de nuestro río...

Benito y sus aventuras...
    Benito, nuestro perro Bodeguero y su amiga Lucerita nos acompañaban. Benito se introdujo en el Guadalete y nos enseñó una de las posibles guaridas de los antiguos dragones de los que hablaban en el siglo XVI el primer poeta en lengua castellana de la provincia de Cádiz, el arcense Diego Jiménez de Ayllón y posteriormente mi Padre. En realidad estas cuevas son un tesoro, pues la de más abajo se trata de un intento de hacer pasar el Guadalete por debajo de la Peña para ahorrase un puente, menos mal que la idea no continuo... y en la de más arriba podemos penetrar hasta unos 20 metros, donde ya se halla absorbada, al parecer por un derrumbe. Quizás se trate de la antigua mina de escape y que llegaría hasta el castillo...

Zúa de Angorrilla
    Sin darnos apenas cuenta ya estábamos en el Barrio Bajo, que para evitar mojarnos otra vez los pies, cruzamos en vez de por la zúa de Angorrilla, por el puente nuevo y sin despegarnos de nuestro río, dábamos la vuelta al meandro continuando su curso, parecía como si se nos hubiese derramado el vino y el Guadalete se lo hubiera bebido, pues con esa vuelta, el legendario río parecía como si estuviese ebrio. ¡ Anda que como lo pillen en un control de alcoholemia...! Los peces estaban muy contentos, pues saltaban y nadaban contracorriente, como nosotros que hacemos las cosas al revés que todo el mundo...

La Peña Nueva
Y de pronto, el paisaje se abrió, pasamos por debajo del puente de San Miguel para contemplar la otra cara de la Monumental Peña, la más conocida por su fácil asceso, La Peña Nueva o de Berlanga, con su característico color de pan moreno, habitada por miles de palomas y rapaces, también por leyendas de espíritus que se aparecen a la gente... Desde el Molino del Algarrobo, cogimos por la antigua carretera y debajo del impresionante cortado no parábamos de mirar hacia arriba, contemplando y disfrutando de la Naturaleza...


En la Taberna de Boabdil, donde Curro de la Viuda nos
sirvió un estupendo te acompañado de una bandeja de
pasteles con sabor andalusí

    Nuestros amigos decidieron que era el sitio idóneo para hacer un descanso y tomar algo de comer. Una vez fortalecidos por el avituallamiento comenzamos la subida por las Cuestas de Noriega, pero en medio del camino nos desviamos para visitar
Antiguo enterramiento fenicio, en estado lamentable
Interior de la Taberna de Boabdil
un santuario escondido, se trata de una cueva que podría haber servido de enterramiento en la época fenicia y posteriormente ha sido utilizado como vivienda y refugio en el siglo XX. Una pena que se va a perder porque hubo un pequeño derrumbe y se abandonó, en la actualidad el camino se está cerrando y es difícil de encontrar o asceder. Aquí terminó nuestro itinerario por lo que decidimos que ya era hora de disfrutar de las fiestas que en Arcos se celebraban ese día, nos dirigimos al Paseo de Andalucía, donde se estaba celebrando la “Feria del Mosto”, pero llegamos tarde, se había acabado, bueno nuestro amigo Idelfonso Asurmendi tuvo el honor de invitarnos a unas copas de manzanilla en el bar Terraza, donde Paco, el dueño estaba muy solicitado y absorto en servir a todos, que no eran pocos... Por lo que decidimos tomar un te en un lugar con encanto, nos dirigíamos a la Taberna de Boabdil, regentada por nuestro amigo Curro de la Viuda, que nos puso además de te una repleta bandeja de pasteles con sabor arabigo-andalusí. Curro es premio Nacional de Cocina y un hombre muy atento, su cueva está situada en un lugar muy tranquilo, pues por allí no pueden transitar los coches. Desde allí, sin salir de su cueva y mientras degustábamos su buena cocina, pudimos disfrutar de una bonita puesta de sol.

Virgen de los Milagros
    Al salir nos dirigíamos al punto de partida y nos encontramos con la procesión de la Virgen de la Milagrosa, que iba acompañada por la banda de cornetas y tambores de la Hermandad de Las Tres Caídas y así terminamos el día.


En el siguiente reportaje podéis apreciar una de nuestras visitas al Arroyo de las Nieves, que espero sea de vuestro agrado.

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