Para los ecologistas, se ha incumplido la primera Autorización Ambiental Integrada (AAI) y los vecinos y vecinas de la barriada de la Vega de los Molinos han sufrido las principales consecuencias.
Luciano Lozano
Arcos de la Frontera
En sus alegaciones señalan que la central térmica de ciclo combinado (CTCC) de 1600 MW de Iberdrola es una actividad peligrosa, nociva y molesta que se situó a solo 945 metros de la Bda. de la Vega de los Molinos de Arcos de la Frontera, incumpliéndose la normativa vigente y el PGOU de Arcos, que obliga de forma explícita a ubicar este tipo de instalaciones a más de 2000 metros de núcleo urbano. Según los ecologistas, en la anterior AAI se ocultó en el proyecto la ubicación de la barriada citada y el Ayuntamiento tampoco cumplió con el deber de indicar la distancia entre la térmica y dicha barriada en su informe urbanístico. Otras CTCC han sido desautorizadas por las razones señaladas anteriormente, como ha sucedido en Extremadura con una térmica de la misma empresa.
Los ecologistas alegan también que la CTCC está causando un gran impacto paisajístico, acústico, lumínico y económico sobre la Vega de los Molinos, debiéndose disminuir los mismos, lo que también piden sus vecinos y vecinas. Aunque el proyecto original, sobre el que se emitió AAI, señalaba la obligatoriedad de crear una pantalla de arboleda para evitar el impacto paisajístico, han pasado los años y la CTCC puede verse desde varios kilómetros, incluso desde Arcos, ciudad monumental, con un casco histórico de gran belleza e interés turístico. Dicha barrida es la que sufre de forma más acentuada los impactos que se señalan, cuyas viviendas bajaron su valor en más de un 50 %, con anterioridad a la crisis, por la presencia de esta térmica. Por la noche, la iluminación de la térmica es excesiva, pudiéndose ver también desde Arcos, a más de 7 Kms de la CTCC, pero los vecinos y vecinas de la barriada lo sufren con mucha más intensidad, a lo que se une el ruido que produce cuando el viento sopla desde la central. Desde esta asociación se observa la ausencia de respeto por estas personas, tanto por la industria, como por la administración que lo ha permitido.
No se evalúa el efecto de los contaminantes que emite la CTCC sobre la salud de las personas y que Iberdrola desea flexibilizar. El informe científico realizado por el oncólogo pediátrico del Hospital de la Fe de Valencia, Joseph Ferrís y Tortajada, deja claro que es muy perjudicial para la salud, llamando la atención las cantidades sin cuantificar de sustancias químicas y radiactivas que el proyecto empresarial ni menciona.
En sus alegaciones afirman que la térmica tiene que respetar la temperatura de vertido en el canal, para lo que necesita disponer de mejor tecnología y que sigue existiendo una utilización ilegal del trasvase Guadiaro-Majaceite, ya que la enorme cantidad de agua que derrocha, según la ley, tiene como destino el abastecimiento urbano e industrial de las poblaciones de Algar, Cádiz, Conil, Chiclana de la Frontera, Chipiona, Jédula, Jerez de la Frontera, Medina Sidonia, Paterna de Rivera, Puerto Real, Puerto de Santa María, Rota, San Fernando, Sanlúcar de Barrameda y Trebujena, así como todas las instalaciones militares y estratégicas asentadas en la zona, no estando Arcos entre las poblaciones beneficiadas por el trasvase, e incumpliéndose además el Plan Hidrológico de la cuenca.
Los ecologistas también se oponen al impacto de las emisiones de particulas, de O3, NOx y SO2 sobre la salud de las personas, sobre Arcos, incluso sobre el Pinsapar del Parque Natural Sierra de Grazalema, en el turismo y la agricultura ecológica, apostando por las energías renovables y considerando innecesaria la térmica de Arcos.
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