lunes, 11 de febrero de 2013

Las Uñas del León: don Rodrigo Ponce de León

José María Pérez Gómez
Arcos de la Frontera

       El miércoles día 6 de marzo a las 20:30 horas daré una conferencia en la Capilla de la Misericordia, allí recordaré la figura de mi padre: Manuel Pérez Regordán, fallecido ese mismo día hace ahora cinco años.
 
                  La conferencia se titulará:
 
Las Uñas del León: don Rodrigo Ponce de León
 
¿Qué es de un león sin sus uñas? Basándome en los personajes que en vida le acompañaron escribí un guión para el cine que ya veremos si algún día sale a la luz. Este es sólo uno de los capitulos de su vida, la toma de Gibraltar. Junto a sus "uñas" tuvo más victorias que el Cid Campeador, pero debido a una serie de hechos la gloria le será empañada.
 
SECUENCIA 16 EXTERIOR / DÍA
20 de agosto 1462
Toma de Gibraltar
                Don Rodrigo Ponce de León, de 19 años, hijo del Conde de Arcos, Marqués de Cádiz, Señor de Marchena, etc…, llega junto al alcaide de Cádiz: Don Pedro de Vera, hasta Gibraltar, abriéndose camino con una tropa entre las huestes de Tarifa, Vejer, Medina, Castellar, Jimena y Jerez que combaten contra los infieles gibraltareños, en las afueras de la muralla.
Pedro de Vera: “- Mi señor, no me despegaré de usted, he prometido a mi padre no hacerlo y defender su vida como si fuese la mía.
Rodrigo Ponce de León: “- Pues espero que usted se quiera a si mismo más que yo.”
Pedro de Vera: “-¡Por Santiagoooo!
Rodrigo Ponce de León: “-¡Por Santiagoooo!
Y diciendo esto espolean a los caballos hasta las puertas de la fortificación, donde unos soldados ya están intentando abrir las puertas a golpe de ariete, otros protegiéndolos con sus escudos de las piedras, del aceite y de cuantos proyectiles les arrojan los gibraltareños.
Se pasean ante las puertas, bien visibles y desplegadas al viento las insignias de los Ponce de León. El combate se detiene, arriba en las puertas, Mohamed Zaba: alcaide de Gibraltar que levanta su mano y…
Mohamed Zaba: “- ¡Alto…, queremos pactar la rendición! ¿Don Rodrigo, me concede merced para pactar?”
                Don Rodrigo mira a Don Pedro que está justo a su lado y éste le hace una señal con el codo, dándole en su costado.
                Rodrigo Ponce de León: “- Concedida.”
                Las puertas de Gibraltar se abren y cinco muslimes salen a pie acompañando a Mohamed Zaba, acercándose hasta Don Rodrigo.
Mohamed Zaba: -“Señor, a Dios ha placido que esta ciudad sea venida en tan gran necesidad que a vos la hayamos de dar. Lo cual haremos, porque sabemos que sois caballero de gran fe, y en confianza que nuestras vidas, bienes y honras, ponemos en vuestras manos para que nos pongáis a salvo con todo lo nuestro.”
Rodrigo Ponce de León: “- Amigos, no sé en qué satisfaceros pudiera, vuestros deseos y ganas que tenéis de servirme y complacerme, más os pido que tengáis paciencia en la entrega, y no recibáis enojo por ello, porque el conde mi señor, mi padre, estará aquí esta noche, o mañana a comer, asimismo el señor Don Juan de Guzmán, duque de Medina Sidonia, que son amigos, parientes, y confederados, y es razón que ambos reciban la honra de la toma de esta ciudad; yo pediré por merced a dichos señores, que hagan esto que demandáis. Podéis volveros en la confianza de que así lo haré.”
                Por un portillo de la muralla Gonzalo Dávila, corregidor de Jerez se cuela con su tropa pretendiendo tomar posiciones, más Don Rodrigo entra con los suyos por la puerta situándose delante de ellos.
Rodrigo Ponce de León: “- ¡He dado mi palabra, no me hagáis verter sangre cristiana!”
Gonzalo Dávila: “- Esperad, el duque de Medina está en camino.”
                Suenan trompetas y todos salen a las puertas, es el duque de Medina que llega con sus hombres. Rodrigo sale a su encuentro.
Rodrigo Ponce de León: “- Señor, la ciudad está a la espera de ser entregada, mi padre está en camino, por favor esperad hasta que llegue y que la gloria os cubra a ambos por igual.”
Enrique de Guzmán: “- Pariente, si no tomamos ahora la ciudad, puede que no la tomemos nunca y si eso ocurriese… ¿Qué cuenta llevo a los reyes? Imagina que vienen refuerzos y nos pillan desde adentro y desde afuera.”
Rodrigo Ponce de León: “- Pues que ondeen las dos banderas juntas, la de los Ponce y la de los Guzmanes sobre las torres, para que cuando llegue mi padre las pueda ver.”
                Ambos entran en la ciudad al mando de sus tropas, que se detienen en formación delante de una torre. Cinco de los dirigentes vencidos se acercan: Mohamed Zaba dirigiéndose al alférez del de Medina, pasando por delante de Pedro de Vera con la bandera de los Ponce, sin siquiera mirarla…
                Mohamed Zaba: “- ¿Me da su bandera?”
                Más Don Rodrigo le da un golpe en el brazo al alférez tirándole la bandera al suelo, mientras Don Enrique se lleva las manos a la cabeza.
Enrique de Guzmán: “- Por favor, Rodrigo, no te enojes, pongamos las dos banderas a la vez.”
De nuevo suenan trompetas y las dos banderas ondean juntas sobre la torre. Unos 20 hombres del duque de Medina entran en ella y Don Rodrigo se enfada que dirigiéndose a su hermano Diego, un poco más joven que él…
Rodrigo Ponce de León: “- ¡Diego, recoge nuestra bandera que nos vamos!”
                Y poniéndose al frente de sus soldados se retiran, ante la mirada atónita del duque de Medina. Al salir se encuentran con las insignias de Don Juan Ponce de León, su padre, el conde de Arcos está en el horizonte y salen en su búsqueda.

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