Arcos de la Frontera
El miércoles día 6 de marzo a las 20:30 horas daré una conferencia en la Capilla de la Misericordia, allí recordaré la figura de mi padre: Manuel Pérez Regordán, fallecido ese mismo día hace ahora cinco años.
La conferencia se titulará:
Las Uñas del León: don Rodrigo Ponce de León
¿Qué es de un león sin sus uñas? Basándome en los personajes que en vida le acompañaron escribí un guión para el cine que ya veremos si algún día sale a la luz. Este es sólo uno de los capitulos de su vida, la toma de Gibraltar. Junto a sus "uñas" tuvo más victorias que el Cid Campeador, pero debido a una serie de hechos la gloria le será empañada.
SECUENCIA 16 EXTERIOR /
DÍA
20 de agosto 1462
Toma de Gibraltar
Don Rodrigo
Ponce de León, de 19 años, hijo del Conde de Arcos, Marqués de Cádiz, Señor de
Marchena, etc…, llega junto al alcaide de Cádiz: Don Pedro de Vera, hasta
Gibraltar, abriéndose camino con una tropa entre las huestes de Tarifa, Vejer,
Medina, Castellar, Jimena y Jerez que combaten contra los infieles
gibraltareños, en las afueras de la muralla.
Pedro de Vera: “- Mi señor, no me despegaré de usted, he prometido a mi padre no
hacerlo y defender su vida como si fuese la mía.
Rodrigo Ponce de León: “- Pues espero que usted se quiera a si
mismo más que yo.”
Pedro de Vera: “-¡Por Santiagoooo!
Rodrigo Ponce de León: “-¡Por Santiagoooo!
Y diciendo
esto espolean a los caballos hasta las puertas de la fortificación, donde unos
soldados ya están intentando abrir las puertas a golpe de ariete, otros
protegiéndolos con sus escudos de las piedras, del aceite y de cuantos
proyectiles les arrojan los gibraltareños.
Se pasean
ante las puertas, bien visibles y desplegadas al viento las insignias de los
Ponce de León. El combate se detiene, arriba en las puertas, Mohamed Zaba:
alcaide de Gibraltar que levanta su mano y…
Mohamed Zaba: “- ¡Alto…, queremos pactar la rendición! ¿Don Rodrigo, me concede
merced para pactar?”
Don Rodrigo
mira a Don Pedro que está justo a su lado y éste le hace una señal con el codo,
dándole en su costado.
Rodrigo Ponce de León: “- Concedida.”
Las
puertas de Gibraltar se abren y cinco muslimes salen a pie acompañando a
Mohamed Zaba, acercándose hasta Don Rodrigo.
Mohamed Zaba: -“Señor, a Dios ha placido que esta ciudad sea venida en tan gran
necesidad que a vos la hayamos de dar. Lo cual haremos, porque sabemos que sois
caballero de gran fe, y en confianza que nuestras vidas, bienes y honras,
ponemos en vuestras manos para que nos pongáis a salvo con todo lo nuestro.”
Rodrigo Ponce de León: “- Amigos, no sé en qué satisfaceros pudiera, vuestros deseos y ganas que tenéis de
servirme y complacerme, más os pido que tengáis paciencia en la entrega, y no
recibáis enojo por ello, porque el conde mi señor, mi padre, estará aquí esta
noche, o mañana a comer, asimismo el señor Don Juan de Guzmán, duque de Medina
Sidonia, que son amigos, parientes, y confederados, y es razón que ambos
reciban la honra de la toma de esta ciudad; yo pediré por merced a dichos
señores, que hagan esto que demandáis. Podéis volveros en la confianza de que
así lo haré.”
Por un
portillo de la muralla Gonzalo Dávila, corregidor de Jerez se cuela con su
tropa pretendiendo tomar posiciones, más Don Rodrigo entra con los suyos por la
puerta situándose delante de ellos.
Rodrigo Ponce de León: “- ¡He dado mi palabra, no me hagáis verter
sangre cristiana!”
Gonzalo Dávila: “- Esperad, el duque de Medina está en camino.”
Suenan
trompetas y todos salen a las puertas, es el duque de Medina que llega con sus
hombres. Rodrigo sale a su encuentro.
Rodrigo Ponce de León: “- Señor, la ciudad está a la espera de ser
entregada, mi padre está en camino, por favor esperad hasta que llegue y que la
gloria os cubra a ambos por igual.”
Enrique de Guzmán: “- Pariente, si no
tomamos ahora la ciudad, puede que no la tomemos nunca y si eso ocurriese… ¿Qué
cuenta llevo a los reyes? Imagina que vienen refuerzos y nos pillan desde
adentro y desde afuera.”
Rodrigo Ponce de León: “- Pues que ondeen las dos banderas juntas,
la de los Ponce y la de los Guzmanes sobre las torres, para que cuando llegue
mi padre las pueda ver.”
Ambos entran
en la ciudad al mando de sus tropas, que se detienen en formación delante de
una torre. Cinco de los dirigentes vencidos se acercan: Mohamed Zaba
dirigiéndose al alférez del de Medina, pasando por delante de Pedro de Vera con
la bandera de los Ponce, sin siquiera mirarla…
Mohamed Zaba: “- ¿Me da su bandera?”
Más Don Rodrigo
le da un golpe en el brazo al alférez tirándole la bandera al suelo, mientras
Don Enrique se lleva las manos a la cabeza.
Enrique de Guzmán: “- Por favor, Rodrigo, no te enojes, pongamos las dos banderas a la
vez.”
De nuevo
suenan trompetas y las dos banderas ondean juntas sobre la torre. Unos 20
hombres del duque de Medina entran en ella y Don Rodrigo se enfada que
dirigiéndose a su hermano Diego, un poco más joven que él…
Rodrigo Ponce de León: “- ¡Diego, recoge nuestra bandera que nos
vamos!”
Y poniéndose
al frente de sus soldados se retiran, ante la mirada atónita del duque de Medina.
Al salir se encuentran con las insignias de Don Juan Ponce de León, su padre,
el conde de Arcos está en el horizonte y salen en su búsqueda.
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