Pedro Sevilla Gómez |
Pedro Sevilla: “- Queridas autoridades
religiosas y civiles, queridos amigos de las distintas hermandades de nuestra
Semana Santa, queridos vecinos muy buenas noches.
Hace
poco he leído un relato de Pepa Caro, aun inédito que me ha impresionado por la
belleza de su prosa, en él, en ese relato se observa con nitidez que nuestra
pregonera de hoy, la pregonera de Nuestra Semana Santa es una de las mejores
conocedoras de nuestra historia local y nacional. Pepa Caro que es licenciada y
profesora en Historia, ambienta su relato al menos en su punto de partida, en
un pueblo cuyo nombre no se nombra pero que tiene murallas, río, patios con
nardos y jazmines…, vamos que blando y en botella, o sea, Arcos de la Frontera.
Historia
y literatura, poesía y contextos socio políticos conforman el universo de Pepa
Caro, pero un universo que… ¡Oh grandeza de lo pequeño! Está circunscrito a
nuestro pueblo, a Arcos, al que quiere como se quiere a un padre, con mucho
amor y alguna regañina cariñosa.
Si
rastreamos su visión poética, Arcos de nuevo…, blanco de cal, como el vestido
de una novia, nos enamora desde su verso dúctil, ensoñador y a la vez admonitorio…
(…)Pepa
Caro viene hoy a pregonarnos la Semana Santa arcense. El pueblo ya sabéis,
tiene sus ritmos, su memoria de luz, sus estaciones: La Navidad es invierno y
madre; la Feria de San Miguel es septiembre de oro viejo, de pasión y vino…; y
la Primavera es Cruz y Gloria, RESURRECIÓN en el sentido grande de la palabra;
marzo y a veces su hermano abril acogen entre azahar y alborozo, entre penitentes
y mocitas con ojos encendidos, entre vírgenes que tienen los ojos de nuestras
madres y crucificados que tienen los ojos de nuestros hijos… La celebración por
antonomasia: La Semana Santa.”
Pepa Caro
inició el acto con un soneto de Lope de Vega y después se dirigió al público
Pepa Caro: “- (…) De la entrada triunfante de Jesús en Jerusalén
Todo estaba escrito, lo sabía,
sobre un fiel borriquillo, seguido de infantil algarabía. Las mujeres hebreas
en corrillo se acercan, ríen, tocan al aznillo y le llaman rey por la judería.
Cantan y trotan los chiquillos con ramitos de palmas como atillos que son
ofrendas al rey que les guía.
Pepa Caro Gamaza |
Hosanna, Hosanna al Señor
decían, bendita sea su soberanía. Entre la multitud, por un pasillo se oyen las
palabras del mesías. Honrad al Padre, que es el que me envía, no vengo a
juzgar, sino a dar la vida.
El poder terrenal recela,
tiembla toda la jerarquía, porque desconfían del brillo que emana su sabiduría.
Ya se aleja Jesús de Nazaret,
todo estaba escrito y lo sabía. La tarde viene cuajada de aromas, las palmas
mecen su melancolía.
Domingo
de Ramos en Arcos
El Pueblo acude al Barrio Bajo.
A la llamada de la Primavera, inundando de palmas la mañana, acuden las hebreas
por la acera, mientras alerta el aire la campana. Son niños la corte
pretoriana, divina infancia que el tiempo acelera, vendita ilusión que de ellos
mana.
Sale Jesús, la gente se aglomera
mirando su hermosura soberana en la dulce mañana dominguera.
Señor…, cuando mi pueblo te
engalana y asoma el horizonte tu palmera, la espina del dolor te susana…
Vendito el que viene, hosanna, hosanna… El Domingo de Ramos, Arcos era una
Jerusalén ya más cercana.
Aunque se acerque la noche, Lucero
de la mañana, no olvides la transparencia de este barrio que te aclama.
Consuela a los hombres niños, que en la Caridad te llaman, míralos con sus
miradas, da tu PAZ a las hermanas en la
Jerusalén nueva de este pueblo que te ama. Quédate aquí con los niños, que no
tienen miedo a nada y esperan de Dios el reino y conocen tu palabra. Paséate
entre la gente en brazos de costaleros que esperan para mecerte.
Que no venga ya la noche al
huerto de la tristeza. Señor, que no sea de noche, que no quiero que te prendan.
De
la última cena del Señor
En la última cena tomó Jesús
lebrillo y agua. Estaba la estancia serena, los pies de sus discípulos enjuaga
y con su voz ordena:
-
Un mandamiento nuevo os doy:
Amaos los unos a los otros como siempre os he amado
Un discípulo pregunta, indaga,
Jesús paraliza la escena…
-
Unos de los presentes levantará su calcañal contra mí.
Su mirada se apaga, se inquieta
el que condena
-
No se turbe vuestro corazón, yo
soy el camino, la verdad, yo soy la vida, quien a mi me ve, también ve al
padre.
Ocurrió en la última cena:
partió el pan, bendijo el vino y antes
que la noche se vuelva fragua, antes que la luna asome llena, la PAZ mía os
doy, mi hora se acerca.
De
cuando Jesús marcha con sus apóstoles a la otra parte del Torrente del Cedrón
donde había un huerto
Reza Jesús a su padre en el
huerto. Era noche en el torrente del Cedrón, la brisa va ungiendo con su
aliento, los cabellos brillantes de Jesús mientras tiembla el olivo con un
lamento. Judas va a aparecer tal un mal
sueño, de armas y antorchas viene envuelto. Se adelanta Jesús.
-
¿A quién buscáis?
-
Buscamos a Jesús el Nazareno
Un beso frío y blanco como el
hielo, soldados y ministros lo vigilan y una oreja de Marco cae al suelo.
Habla Jesús al Padre y mira al
cielo:
-
¿Cómo dejar de beber el cáliz que me estás ofreciendo?
Amarraron sus manos, le
prendieron. La verdadera VID se ha ofrecido al labrador de almas en silencio.
No saben la maldad y la calumnia, que es a Dios a quien van persiguiendo.
Con piedad infinita Jesús mira,
se deja conducir como un cordero porque lo ha dispuesto así su padre, antes de
retornar al mismo cielo."
Y de esta manera Pepa Caro siguió su pregón recordando todas las hermandades y estaciones de penitencia.
Y de esta manera Pepa Caro siguió su pregón recordando todas las hermandades y estaciones de penitencia.
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