José María Pérez Gómez - Arcos de la Frontera
Cuentos del Alma
Para mí que la Tierra es un
planeta que al girar sobre si misma hace fricción en las partículas de aire que
la circundan, estando su atmosfera cargada eléctricamente en la Ionosfera
principalmente, al menos eso es lo que deduje y aprendí de mis años de
estudiante. Esto hace posible la telecomunicación en forma de ondas hertzianas
que podemos modular y oír en los aparatos de radio, pero cuando acercamos el
receptor a un campo magnético producido por un motor, a veces por una simple
moto, se pueden producir interferencias.
El cuerpo tiene un corazón que
bombea sangre como un motor, normal que también posee un campo magnético y su
frecuencia.
Cuando estoy delante de una
persona se perfectamente sin hablar si hay sintonía o no, la persona puede
caerme antipática sin haber dicho ni mú…, aunque lo tengamos difícil, podemos
cambiar la frecuencia: ¿Quién no ha salido alguna vez con una chica que en
principio caía antipática? También podemos disimular, pero esto se llama
hipocresía, no es agradable, pero a pesar de ello prefiero saludar a todo el
mundo, a los que se creen mis enemigos inclusive, a veces especialmente.
Mi pensamiento es como una
emisora de radio que creía que solo yo podía sintonizar, hasta hace poco, que
me di cuenta que podía sintonizar con el deseo algunas mentes que me circundan,
no lo hago queriendo porque cuando estoy consciente me distraigo y no me concentro,
me ha ocurrido en estado de trance y también de somnolencia. En 2008 sufrí una
muerte en mi propio cuerpo y noté como mi frecuencia se despegaba y flotaba, el
cuerpo se hundía, dudaban si aún vivía y la angustia me embargaba. Sin cuerpo,
mi frecuencia se paseo por la habitación y noté el calor de otras, sabía que
detrás de aquella puerta estaba la que me interesaba, una prolongación de mi,
la mujer que amaba, sus pensamientos me mantenían con esperanza porque ella
estaba rezando, en un descuido se abrió la puerta y vio mi cuerpo y a los
médicos que intentaban salvarme…, la pobre no sabía que mi ser estaba más cerca
de lo que creía, que sentía hasta lo que pensaba y de pronto volví a nacer, noté
como el corazón volvía a latir y la sangre corría por mi brazo derecho, como
entré de nuevo en mi cuerpo. Un milagro, se me había reventado el vaso y tres
litros de sangre estaban desparramados por dentro de mi…
Cinco años después sigo vivo,
ahora con otras metas, ya no me asusta tanto la muerte, lo que me preocupa es
el dolor y tener solvencia para tirar para adelante. Aquel amor se disolvió
como azúcar en una taza de café… y sintonizo otras frecuencias.
Los hinduistas creen en una sintonía
universal a la que llaman paramatma: El Alma Suprema que está por todas partes,
Dios, para ellos Krsna; Los cristianos pueden sintonizar todavía la frecuencia
de Jesús en el sacramento de la Comunión, el buen devoto ha de saber que al
comer el pan mojado en vino recordando las palabras del Señor, está
sintonizando su frecuencia y cerrando los ojos puede sentir experiencias que solo
se ven en esa emisora mental como una realidad absoluta.
He estado en campos de batalla
de los que conocía parte de los hechos y he tratado de ver lo ocurrido a través
de la emisora de mi pensamiento, a veces la imaginación puede superar a la
verdad porque para mí es como si hubiera vivido estas batallas, como si fueran
de ayer, pongo caras a los personajes y mi mente navega como un barco perdido
en medio del inmenso océano…
A veces también conecto con el
mundo animal, desde chico ya decía mi Padre que poseía paciencia y que tenía un
don especial con ellos, me crié entre palomas y llegué a comprender su
lenguaje, movimientos... Con mis perros me ha pasado lo mismo y parecen una
simbiosis, nos comprendemos mutuamente. “Benito” que así se llama ahora mi amigo,
un perro bodeguero, coge las cosas al vuelo y se comporta como si hubiese
estado aquí antes, no tengo que enseñarle nada, el pone interés y aprende, solo
le falta hablar, parece una reencarnación, le respeto y le trato como a un
hermano, no quiero ser su dueño, me siento como su tutor…, le debo tanto que me
ha puesto en forma con los paseos, me ha cambiado la vida, pues estaba algo
deprimido, hemos incluso llegado a ligar juntos, él con una perra y yo con la
dueña, otras veces las mujeres se acercan a saludarlo y hace que se rompa el
hielo, una pasada…
Una vez tuve un sueño y se lo expuse
a la chica con la que salía, aunque me daba corte contárselo: En mi supuesta
imaginación, soñé que me había metido en su cuerpo y durante el periodo que
duró esto pensaba lo que ella, veía lo que ella y para colmo me tocaba como
ella… Puso cara de extrañeza, al principio sonreía, hasta que le conté como se
masturbó, en quien pensaba cuando lo hizo y donde guardaba ciertas cosas, su
cara iba cambiando, creo que sentía miedo, pánico, decidí poner fin a mi
monologo pero ella seguía insistiendo y tuvimos una discusión algo sub-realista.
Me sentí como si la hubiese expiado, como si hubiera puesto cámaras en su
cuarto o algo parecido, eso sí, mi mente graba en la oscuridad y dentro de las
sábanas, je, je…, desde entonces me guardo mucho de decir mis pensamientos y si
los digo trato de que parezcan que bromeo.
También recuerdo una de mis
pesadillas cuando apenas tendría unos cinco años, en ella veía nuestra casa
llena de gente, vestidos con trajes enlutados y propios de otra época, con
sombreros los hombres, las mujeres con pañuelos negros y de largo, me daban
miedo porque sin haberlo visto nunca fue el primer velatorio en el que estuve y
llorando me refugié algunas veces en la cama de mis padres porque esta
pesadilla se me repitió varias veces, no sé de quien pudiera ser aquel velorio,
pero me angustiaba como si fuese el mío y mis padres no veían nada, me animaban
a que durmiera. Ahora me arrepiento de no haber tenido el valor de haber mirado
el ataúd que estaba en la primera sala a mano izquierda según venimos entrando de
la calle pasando el zaguán. La reencarnación es una posibilidad que nos brindan
religiones como la hinduista y aunque la cristiana no la reconozca de la misma
manera, también los que hemos sido educados en la cultura de Jesús sentimos cierta
curiosidad, duda o inclinación: ahora los cristianos también se incineran, cada
día más, a la gente ya no les importa de igual manera conservar el cuerpo,
somos inquilinos de él mientras vivimos, pero después es un cacharro viejo y
usado ¿Por qué reutilizarlo…? Desde luego si pudiera elegir querría uno nuevo…
y hay quien opina que podemos elegir familia. Mi hermano Jacinto cuando no
sabía hablar me decía Ia y era a la
única persona que se lo admitía, me sonaba a familiar porque me llamo José
María y como un diminutivo cariñoso a mi me sonaba, pero después he podido
comprobar que Ia es un
nombre indio. Cuando somos niños todo parece tan simple, tan natural que puede
resultar una curiosa coincidencia y si nos paramos a pensar parece una
paranoia, una locura que nunca comentamos con nadie por miedo al sentido del
ridículo, pero que está ahí…
He pasado de los cuarenta y mi
vida se complica, se me atasca de vez en cuando la comida en el esófago y los
médicos todavía no han dado con lo que tengo, cada día lo vivo como si fuese el
último y hasta duermo poco para disfrutar lo que me queda. Ahora soy un lobo
solitario y a pesar de ello me siento feliz, porque nada me ata a este mundo y
a veces he desafiado a la muerte para no aburrirme y reírme un poco, sabedor
que tarde o temprano esta acabará venciéndome.
- ¡Ven por mí!
Le he gritado muchas veces,
mientras pensaba: ( - Si te atreves…)
Y ha venido, me ha pegado un
buen susto como diciéndome:
-
No seas ingenuo y bésame tonto…
Cuando creía que mejor estaba,
he tenido un bajonazo de salud delante de todos, quedando en evidencia que no
soy tan fuerte como aparento, me rindo y entonces me deja en paz, no me da
siquiera un beso de despedida, me pongo bien de la misma manera en que empeoré,
ni la muerte me quiere como yo a ella… y mira que le digo piropos:
- ¡Guapa…! Ya te cogeré el culo
cuando pueda.
Pero hasta la parca se me escapa
y es que con las mujeres soy un desastre, espero seguir siéndolo porque por
culpa de ellas los hombres perdemos la razón. Si la de la guadaña me teme será
por algo y es que con ella puedo ser terriblemente empalagoso, más que un
legionario jarto coñac…
jajaja José maría que imaginación tienes.. la verdad que admiro tu capacidad para hacer una evaluación de tus experiencias en la vida. para mi seria difícil hacer un contexto de mi persona..
ResponderEliminarPara mi es un ejercicio que debemos hacer de vez en cuando
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