Arcos de la Frontera
Vinieron en camellos y la guardia civil todavía los está buscando mientras se cuenta que a la policía local se la "colaron" argumentándoles que eran dromedarias... Eso sí, venían cargaditos de juguetes para los niños.
Melchor, Gaspar y Baltasar se saltaron la crisis y tiraron la casa por la ventana, pero la banda de cornetas y tambores fueron a recogerlos poco más y nada menos que en alpargatas. En lo alto del cielo brillaban las estrellas y desde el Barrio Bajo subían por las Callejas buscando la Luz, para una noche mágica llena de ilusiones.
Este año no les he pedido regalos, tan sólo les he pedido un deseo: que me ayuden a seguir dándole LUZ a mis amistades, a encontrarles un empleo en que no se trabaje de esclavo, que se echen pocas horas y se gane lo suficiente para vivir cómodamente, más menos como el puesto mío pero con algo de más money y sin retrasos en los cobros. Se lo he pedido para que sean felices y se liberen de sus cadenas que no ven porque no han tenido la suerte de iluminarse con la Buena Luz.
Lentamente iban subiendo y cada vez las calles parecían más y más estrechas, pero tan acogedoras que a sus majestades les hubiera encantado pasar más tiempo aquí..., pero tenían que seguir pues en la Corredera les esperaba un gentío.
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