viernes, 27 de junio de 2014

Una casa en ruinas amenaza con desplomarse sobre la vía

Casa Abandonada en la calle Dean Espinosa
José María Pérez Gómez
Arcos de la Frontera


Las Humedades están saliendo por la
Biblioteca de Manuel Pérez Regordán
      Se trata de esta casa en la calle Dean Espinosa, en pleno Recinto Monumental, tiene los muros reventados y está afectando a varias casas vecinas, entre ellas la de mis padres, con una de las mejores bibliotecas particulares de la provincia, la de Manuel Pérez Regordán

   
El anverso de la casa
      Los tejados están en pésimo estado y por dentro tiene charcos de agua, proyectando sus humedades. Los dueños la tienen totalmente abandonada desde hace años, inconscientes de los daños que están provocando. No pueden especular más, pues que la casa está reventada salta a la vista. No la quieren ni los okupas y sus nuevos inquilinos son las pobres ratas, palomas y otros pajarillos a los que no podemos culpar, porque son totalmente inocentes de lo que son y en algún sitio tienen que vivir. Los restaurantes de la zona tienen contratados a gatos, a los que les ofrecen su comida a cambio de que estén en forma, para que ahuyenten a las ratas.

      Es curioso ver como se actúa en otras barriadas, donde se construyen campos deportivos, se asfaltan las calles, se construyen hasta playas y en el Recinto Monumental... ¡Ja! De risa, por aquí no interesa, las calles están en pésimo estado, algunas de ellas con una antigüedad milenaria fueron profanadas y humilladas, les arrancaron las piedras para echarles una torta de cemento de baja calidad, no hay imaginación para devolverles el esplendor, con más historia que algunos países, como por ejemplo Estados Unidos.

      Las humedades de mi casa son consecuencia directa del abandono de esta, pero a nadie le importa. Mi padre falleció y mi madre ha acudido a la justicia, que al carecer de recursos le han puesto una abogado de oficio, pero el camino es tan lento que para cuando resuelvan, esta casa habrá destruido parte de la nuestra incluida la biblioteca... Nunca he temido a la lluvia y ahora miro al cielo para que si llueve lo haga moderadamente.

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