Concejal y Portavoz del grupo municipal venteconnosotros.com
Como decimos por aquí “unos y otros se tapan la pisada”. Los bancos se frotan las manos con los intereses, mientras donan 2.500 euros para mandar a 23 niños necesitados de Arcos a la playa. La primera vez que veo un banco “dando dinero”.
Hasta dónde nos ningunean y mienten estos desaprensivos. Los ciudadanos estamos perplejos. Nadie nos explica con suficiente claridad en qué consiste tal recuperación de la que nos hablan un día sí y otro también en los medios. Muy pocos son los que perciben sus efectos favorables, muy pocos los que entienden que está pasando. El desempleo en Arcos supera las expectativas. A todos nos conviene que se clarifique con realismo y vigor el significado de la recuperación, si es que existe. Pero como sucede siempre en esto y muchas cosas, se prima la especulación de la clase política antes que el bienestar global. Gastamos sin priorizar y sin responsabilidad. El dinero que sale de los impuestos de los ciudadanos no lo gestionamos responsablemente. Las subvenciones engañabobos y el servicio del agua, un bien común malvendido por más de 20 años a la multinacional de turno, servicio de basuras, jardines, punto limpio, ¿qué más nos queda por vender?. Gastamos el dinero sin impunidad en rotondas, playas artificiales, campos de futbol, vales de gasoil y levantar calles. Calles como la de San Francisco, la han destrozado, casi dos años levantada,cortada, para hacer de una arteria principal de entrada y salida de la ciudad un desastre, un verdadero desastre en construcción, en tráfico y en afluencia de público para los comerciantes. Con San Francisco, por si fuera poco nos hemos cargado la paralela Calle Sol, en condiciones tercermundistas. ¿Estamos, en realidad, desarrollando empleo estable levantando calles con planes Pila y fondos de Diputación?.
No conseguimos liberarnos en Arcos de la espiral de los intereses bancarios, una fortuna cada mes. No miramos por el futuro de nuestra ciudad. Seguimos repitiendo los mismos errores del pasado. De manera irresponsable vivimos en una campaña interminable que dura cuatro años, con el único objetivo de ganar las próximas elecciones poniendo parches con más créditos y planes de empleo subvencionados a 15 días el paquete. Ni un solo gesto a la hora de dar ejemplo y reducir los privilegios y salarios de los políticos. La ciudad de Nueva York tiene unos 19 millones de habitantes, y el gobierno de su ayuntamiento lo componen 51 personas. Aquí tenemos poco más de 30.000 habitantes y somos ven-t y conmigo 21. Tenemos más políticos viviendo de los presupuestos que ningún país de la Unión Europea. Demasiado gasto público y pocos ingresos. Anteponemos los intereses de los bancos al de las personas. Nos hemos convertido en verdaderos esclavos de un sistema que viene haciendo aguas desde el 2007. Los que conformamos esta “clase” política, sólo buscamos los votos; somos desmemoriados, capaces de criticar de los demás, los errores que nosotros mismos cometemos; somos ineptos y en nuestra naturaleza la ambición supera el bien social, y no reconocemos ni corregimos nuestros errores porque eso va en contra de nuestros intereses y del grupo de enchufados que arrastramos. Así que no hay manera de levantar nuestro pueblo mientras no haya un cambio de mentalidad. Estamos claramente hipotecando nuestro futuro y el de nuestros nietos. Un cambio de rumbo se consigue elevando el nivel de conciencia, quizás esté ocurriendo. Nuestras desesperadas maniobras, están destinadas a hurtar al pueblo la posibilidad de construir una auténtica democracia participativa. Pero a pesar de todo lo que digo, el escenario político en Arcos ha cambiado radicalmente. Son ya demasiados ciudadanos escépticos. Son ya demasiados ciudadanos que pusieron su confianza esperanzados en un cambio y han sido defraudados. Muchos, como nosotros, no se tragan ya el camelo ideológico de la izquierda y la derecha. Tenemos mucho poder los ciudadanos: “el poder creador del espíritu”, pero no tomamos nota de ello. Salud y calma, o nos salvamos todos o no se salva nadie.
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