Ordenación de diáconos
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José María Pérez Gómez
Jerez de la Frontera
José María Pérez Gómez
Jerez de la Frontera
De manos del Excmo. y Rvdmo.
Monseñor Don José Mazuelos Pérez, recibieron esta mañana nuestros amigos: Sergio Moreno Ruiz, Pedro Antonio Lozano
Ramírez, junto al portuense Javier Ramírez Fernández, el ordenamiento de
diáconos de la Santa Madre Iglesia.
La Catedral de Jerez estaba llena de arcenses y portuenses venidos de todos los rincones, para oír misa solemne.
Entre sirios, várales, e incienso el canto de un esplendido coro se oía, mientras la procesión que salía de la Sacristía recorría la nave catedral, entre un gentío vestido de ceremonia.
La Catedral de Jerez estaba llena de arcenses y portuenses venidos de todos los rincones, para oír misa solemne.
Entre sirios, várales, e incienso el canto de un esplendido coro se oía, mientras la procesión que salía de la Sacristía recorría la nave catedral, entre un gentío vestido de ceremonia.
El obispo de Asidonia-Jerez
oficiaba la Santa Misa a la que asistieron también los alcaldes de Arcos y de
El Puerto de Santa María. Jerez ha sido hoy el escenario de este sagrado ritual
que ha llevado ni más ni menos que a dos arcenses de la misma parroquia a la
vocación del sacerdocio. Don José Mazuelos recordó que en estos días en que la
vocación es difícil, se nota que el primer obispo de nuestra diócesis, Don
Rafael Bellido Caro, que era de Arcos, precisamente, había dejado bien sembrada
la semilla… Palabras emotivas que a bien seguro a nuestros paisanos ya
ordenados diáconos les llegarían al corazón.
Al terminar la Santa Misa, el obispo cambió el protocolo para hacerle un regalo a Sergio, el coro cantó una Salve compuesta por él y Sergio dio las gracias de la mejor manera que supo hacerlo, cantando..., que nos hizo un miniconcierto en latín de los que merece la pena ser escuchados, el eco de su voz se alzaba por la bóveda y volvía por los nervios de las columnas, que al llegar a nuestros oídos pareciera como si estuviera cantando un ángel.
Al terminar la Santa Misa, el obispo cambió el protocolo para hacerle un regalo a Sergio, el coro cantó una Salve compuesta por él y Sergio dio las gracias de la mejor manera que supo hacerlo, cantando..., que nos hizo un miniconcierto en latín de los que merece la pena ser escuchados, el eco de su voz se alzaba por la bóveda y volvía por los nervios de las columnas, que al llegar a nuestros oídos pareciera como si estuviera cantando un ángel.
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