domingo, 30 de diciembre de 2012

¡Trabajad, esclavos!

José María Pérez Gómez
Arcos de la Frontera


“- Sois todos unos pedazos de holgazanes, ahora vais a saber lo que es bueno.”

Esta es la verdadera línea política que se esconde tras el anuncio de aumentar las horas de trabajo. Ha llegado el rey del orgullo, que con su victoria ha sembrado el paro, el hambre y la miseria que nos conduce irrevocablemente a la muerte, solo falta la guerra para que se reúnan los 4 jinetes del Apocalipsis…

¿Qué ha quedado de aquella reivindicación de 35 horas por ley?

El gobierno que es buque insignia de los derechos de un país dice que ahora no solo va a aumentar las horas de trabajo de sus empleados públicos, sino que también tendrán que trabajar por las tardes, recortando derechos que se consideraban consolidados… ¿Qué no harán empresarios sin escrúpulos una vez asomados a semejante espejo?

Después de haber consolidado unos derechos y tras mucho esfuerzo, con pleitos de por medio en los que nunca me faltó el apoyo de mis compañeros, puedo ir a mi casa a comer y hacer vida familiar, sacar a mi perro y tener cierta calidad de vida, a pesar de tener un mísero salario… por lo que casi no me puedo quejar, tal como está el patio, tengo empleo.

Me asusta el odio y la envidia que tiene este gobierno hacia sus empleados, porque un gobierno digno está para hacer felices a sus ciudadanos, no para azotarlos con un látigo…

“- ¡Trabajad, esclavos!”

 El nuevo grito de guerra de un decrepito gobierno que hace y deshace lo que le parece a su antojo sin un programa de gobierno determinado es lo más peligroso que nos ha sucedido en toda la historia de nuestra todavía joven y frágil democracia. Me rebelo ante tales negreros ¿Por qué? Porque un gobierno justo está para entregarse a sus ciudadanos en cuerpo y alma, deben de estar preparados mejor que nadie para gobernar y no para engañar al PUEBLO SOBERANO.

Señor presidente:

Nos acaba de arrojar el guante a todos los que por no tener la condición de aristócratas, políticos y otros privilegios, tenemos que trabajar para poder subsistir, personalmente me siento atacado y herido.

Por todo ello a pesar de que los duelos están prohibidos, es mi deber como ciudadano digno de este país recogérselo, ya sólo me queda que usted diga donde celebrar el combate y que arma escoge. Usted tiene la ventaja de cómo presidente del gobierno nombrar a un fiel ejecutor, para que se bata en su lugar y no se manche, yo como plebeyo no tendré tanta suerte, pero créame, aunque me ponga el obstáculo más grande o a un asesino, estaré donde usted decida, no para pelear, pues espero en su cordura y sabiduría, pues en realidad todo esto es una metáfora, en la que el picor de sus políticas hace que por la escritura reprima mis impulsos, porque en realidad soy un hombre de PAZ y sé que a usted lo que de verdad le falta es un poquito de amor.

Pues ahí va mi abrazo más sincero, no quiero pelear con usted, no me apetece, quiero que me comprenda y que suelte el látigo, venga hombre, tiéndame la mano… Por favor, desde luego le pido perdón si le he ofendido, aunque por mi parte, ahora me quitaré la venda de los ojos y trabajaré de esclavo para subsistir..., si puedo claro.

1 comentario:

  1. josé maría, estupendo artículo, no solo por lo bien
    escrito, sino por ser fiel reflejo de una dura realidad, conseguida por los que mandan de una manera que cada cual tiene nombre para definirla. Abrazos

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