viernes, 29 de agosto de 2014

CRÍTICA REALIZADA AL REPORTAJE PRESENTE EN YOUTUBE ACERCA DEL 750 ANIVERSARIO DE LA INCORPORACIÓN DE ARCOS EN LA CORONA DE CASTILLA, PUBLICADO POR LA DELEGACIÓN DE CULTURA DEL EXCMO. AYUNTAMIENTO DE ESTA CIUDAD


Álvaro Troncoso Durán
Arcos de la Frontera

                Al ver el mencionado vídeo sobre el 750 Aniversario de Arcos en la corona de Castilla, no he podido resistirme el poder corregir algunos de los numerosos errores  -algunos de ellos gravísimos- que se aprecian en él, pues hoy día cualquier persona tiene acceso a esta información presente en Internet, generando confusiones a todos cuantos lo ven

                Para comenzar, quisiera hacer un reparo sobre ciertas imágenes que aparecen en el vídeo, de algunas que no se corresponden con el tema, tales como aquellas en las que se presencian barriadas de construcciones recientes, la de un taller de grabados…, mientras que no se muestran las que sí son de la época, caso del mural de la Coronación de la Virgen de Santa María, la talla de la Virgen de Belén que se venera en el mismo templo, ni en ventanal cegado que da al Callejón de las Monjas, o el supuesto Círculo Mágico, que sólo se vislumbra desde una elevadísima altura, cuando habría de figurar en primer plano. Así mismo se debería recurrir a fotos antiguas, no sólo por las vistas de la población o de sus calles, sino también de la existente de la antigua Virgen de Matrera en su aspecto original, es decir, de reminiscencias góticas, o la de la representación llevada a cabo por José Olivares Veas ayudándose de un candil, pintando cuanto contemplaba en los paños o compartimentos interiores del ábside de Santa María antes del traslado de la pintura de la Coronación de María a su lugar actual, foto en la que se muestran tanto ésta representación pictórica como las de un Santiago matamoros a caballo, una Huida a Egipto y las del antiguo sagrario decorado con yeserías de aires mudéjares, ya que de haber sido el mirhab de la primitiva mezquita, éste se hallaría en el paño central del ábside, concretamente donde su ubicaban las pinturas de la Coronación de María.

                A esto, añadir cómo al tratar el apartado del recinto amurallado, se mezclan las imágenes de lo que queda de éste con las de las ruinas del primitivo Convento de San Agustín. Así mismo faltan otros testimonios con aires medievales como la fachada del antiguo Convento de la Encarnación –el cual no aparece en primer plano- o las bóvedas de la nave y del ábside de San Pedro conjuntamente con su Retablo Mayor, el más antiguo de toda la provincia de Cádiz. El anterior lo era el del mural de la Coronación de María, ricamente adornado con doseletes góticos, en concreto, imágenes próximas a la época, de la que trata el tema.

                La expresión de que la primitiva población de Arcos se muestra encaramada en una peña no creo que sea la más idónea. Está claro que “peña” es sinónimo de “roca”, más creo que sería ésta última la que debería utilizarse, ya que Arcos dispone de varios precipicios conocidos como “peñas”, recibiendo éstas los nombres de “Vieja”, “de San Juan”, “de Berlanga” y de “San Sebastián”. Quisiera aclarar que la “de San Juan” es aquella sobre la que se ubica la Iglesia de San Agustín, ya que antes de la existencia del convento de los agustinos, el mismo solar fue ocupado por otro cenobio bajo la orden de San Juan de Letrán –este es el motivo por el cual una de las calles que conducen a San Agustín recibe el nombre de Calle de San Juan-; la de “San Sebastián” es la que se establece en la parte trasera del Hospital de San Juan de Dios, pues con anterioridad a este edificio existió el primitivo Hospital de San Sebastián. Y por último, aclarar que a la que hoy día quieren bautizar como “Peña Nueva” por el hecho de que las aguas del río Guadalete fluyen primeramente por la conocida como “Peña Vieja”, de siempre ha recibido la denominación de “Peña de Berlanga”, por encontrarse frontera a la antigua dehesa del mismo nombre perteneciente al término municipal de Jerez, ubicada a mediados del siglo XIX a tan sólo una distancia de tres leguas en dirección Este de la citada ciudad. Desde estas líneas se solicita que en las próximas ediciones se corrijan los folletos que se entregan en la Oficina de Turismo en los que la “Peña de Berlanga” figura con el nombre de “Peña Nueva”.

                En cuanto al apartado en el que se hace alusión de que Arcos “fue una de las ciudades más relevantes den la frontera de la España medieval”, esclarecer que esta localidad recibió el título de ciudad en 1472 por el rey Enrique IV de Castilla, cuando Granada se entregó a los Reyes Católicos el dos de enero de 1492, o sea, un período que no alcanza las dos décadas recién cumplidas de que Arcos fuese elevado a este rango. Por tanto, el mayor tiempo en el que sus habitantes desempeñaron los papeles de defensa y de combate –más de dos siglos llevando a cabo la labor de las artes marciales-, fue cuando aún ostentaba el título de villa, término que debería emplearse en este apartado, o bien sustituirlo por el de población o localidad.

                En lo que concierne a que “su centro histórico se convierte en testimonio de romanos y visigodos, moros y cristianos” –sobra una conjunción copulativa queha de sustituirse por una coma, pues todo debería figurar unido en una única frase-, cuya roca ya estaba habitada desde la Prehistoria, cabe realizar la pregunta ¿Acaso los visigodos no eran ya cristianos practicasen bien el arrianismo o el catolicismo, o es que sólo se consideraban cristianos a aquellos que únicamente practicaban el catolicismo durante su lucha contra los partidarios de la media luna? Y respecto al tema de los moros ¿Saben quiénes eran en concreto éstos? Pues como punto de inicio, señalar que los moros ya existían antes de que surgiesen en la Historia tanto las religiones cristiana como islámica. Quisiera dejar bien claro que en un principio este vocablo es un gentilicio y que no es sinónimo de musulmán o mahometano. Para comenzar, exponer que los primeros moros fueron precisamente romanos, aquellos que en sí eran naturales de la antigua provincia que el imperio romano poseía en el norte de África, conocida con el nombre de Mauritania (territorio que actualmente comprenden los países de Marruecos – de donde deriva su nombre-, Argelia y Túnez), de la misma manera que la Península Ibérica se hallaba dividida en otras tres provincias: la Bética, la Tarraconense y la Lusitania. Es conocido cómo los primeros musulmanes que entraron en la península fueron árabes, es decir, naturales de Arabia, y posteriormente penetraron otras tribus procedentes del norte de África como los Almorávides –término que de por sí ya  esclarece el término “moro”-  y los almohades, derrocando continuamente los unos a los otros por hacerse con el territorio que ocupaba la antigua Al-Andalus. Conjuntamente con ellos también existieron los bereberes. Reitero, no toda aquella persona que practica la religión mahometana es un moro o una mora, pues tan sólo lo son los marroquíes, los tunecinos y los argelinos.

                En lo referente a la tipología de sus calles, se narra que éstas son de aire morisco. Cuánto atrevimiento el mencionar este término, ya que los moriscos fueron aquellos musulmanes que tuvieron que ser bautizados tras una pragmática dictada por los Reyes Católicos en 1502, fecha en la que ya había pasado poco más de una década que las huestes cristianas tomaron la capital del reino nazarí, Granada, concretamente el dos de enero de 1492. Es imposible que los moriscos, siendo una minoría, llevasen a cabo el trazado de las calles de Arcos, población que ya era habitada por los cristianos de manera definitiva desde el siglo XIII. En concreto, el trazado urbano de esta población sigue la tipología islámica, es decir, aquella en la que predominan las calles angostas y sinuosas, a la que se unen las plazoletas de reducido espacio.

                Y más grave aún ¿Qué tiene que ver con el tema exponer el texto de que esta localidad es “cuna de cantaores y poetas insignes, fuente de inspiración de artistas” y tras ello, como fin de la exposición, decir “Arcos, en la Corona de Castilla”? Son cosas que no encajan con el argumento o contenido en cuestión. Asuntos a exponer en ello serían algunos como los del repartimiento de casas y tierras que Alfonso X realizó entre cincuenta caballeros de linaje procedentes de Sevilla, trayéndose cada uno tanto a sus propias familias como a sus sirvientes, escuderos y peones, personas que de por sí eran instruidas en el arte de la guerra, o bien el de los privilegios que le fueron otorgados a sus pobladores por el citado monarca, caso de los que poseían los grandes caballeros de Toledo y de Sevilla a los de Arcos, o el del título de hidalguía para todas las personas que habitasen en esta población –ello les permitía no tener que pagar ciertos tipos de impuestos tanto a la Corona como a la Iglesia-, etc…, puntualizando que aún persiste el nombramiento de que todos cuantos vayan morando en Arcos ostentarán el citado título, pudiéndose tomar para ello imágenes de documentos antiguos, calles, escudos nobiliarios, cortijos o haciendas con sus correspondientes latifundios plagados de olivares (hay que recordar que el aceite de la Bética, era aquel que se exportaba a la mismísima Roma para la alimentación, empleándose el de la Península Itálica para otras cosas, como la iluminación), pastos, ganado, restos de algún bosque (el rey Sabio les concedió también el privilegio a los arcenses de poder talar los bosques y de poder pastar con su ganado hasta las orillas del río Guadalquivir), etc…

                En definitiva, personalmente creo que merecen un suspenso tanto el autor del texto como quien lo aprobó para su publicación, así como quién se prestó para la locución, ya que éstos últimos también deben conocer cuánto se va a publicar, pues proporcionar la voz a unas imágenes plagada de errores también supone el desconocimiento de la materia.

1 comentario:

  1. Magnifico articulo, gracias Álvaro por la extraordinaria lección de historia de Arcos que nos has regalado.Espero seguir leyendo mas articulos tuyos por este medio

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