Vencejo Común en la Plaza Boticas |
Arcos de la Frontera
Desde ayer noto una perturbación en el ambiente, falta algo, la luz es más tenue y ha dejado de oírse el sonido más característico de los veranos en las terrazas de los bares... Ya no suena el guío guío de los vencejos
Sin este sonido la ciudad no es lo mismo. Ver aletear al animal más aéro que existe es una gozada, con sus constantes vuelos rasos en grupos familiares a toda pastilla por la Cuesta de Belén, Callejón de las Monjas, Plaza Boticas... ¿A dónde irán éstos embajadores arcenses? ¡Los mas viajeros...! Ya se han marchado, aun están de gira, no paran en ningún puerto, recorriendo miles de kilómetros, se supone que por el continente africano y solo volverán a posarse cuando regresen a casa, aquí a Arcos... Desde que parten ya sueñan con volver, pero la Naturaleza los obliga a ser errantes.
Y se van, se han ido para limpiar de insectos los aires del mundo, consiguiendo hacer un mundo más equilibrado, pues comiendo plancton aéro entre los que se encuentran también insectos de mayor tamaño como el mosquito anopheles, portador de la malaria y el paludismo, colaboran así directamente en la erradicación de epidemias, encerrando en su buche el secreto de Pandora, la griega que abrió la caja de las enfermedades.
Atraviesan fronteras sin descanso, sin parar en aduanas ni mostrando pasaporte, viajando por encima de un mundo convulso, de guerras olvidadas y personas con problemas que por nacer en otro continente son repelidas y para viajar a Europa arriesgan sus vidas, expuestos a ser apaleados o a ahogarse, atravesando el estrecho en pateras o en barcas de juguete... Nuestro vencejo es sin saberlo un observador internacional, ellos ven cosas porque están ahí, no les dan importancia, si supieran que es lo que están viendo pensarían que los humanos estamos locos. Cuando vuelvan en marzo del año que viene, acordaos que este animal es un héroe, nuestro pequeño gran héroe.
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