martes, 24 de abril de 2012

Nos dejó Antonio Águilar, el primer chófer del camión de la basura de Puerto Serrano

José María Pérez Gómez
Puerto Serrano

Antonio Águilar, era el primer chófer del camión de la basura
       El pasado lunes nos dejaba para siempre nuestro amigo Antonio Águilar, una historia viva que quedó reflejada en la entrevista que le realicé para el libro HISTORIAS Y LEYENDAS DE PUERTO SERRANO, este fue el artículo que publicamos:




       Corría el año 1968, un año antes que los estadounidenses hicieran el gran montaje y se adjudicaran ser los primeros en pisar nada menos que la luna, cuando nuestro amigo Antonio pasó a formar parte de la plantilla del Ayuntamiento, en el área de limpieza viaria. Unos contrastes muy grandes, dentro y fuera de una España que 29 años después de una cruenta guerra civil, necesitaba salir del atraso, en los últimos años de la dictadura.


       Entonces, nos recuerda, la cosa no era como ahora, no se tiraba nada, sólo lo imprescindible y por medio el Pueblo pasaba el ganado e incluso vacas bravas, desde el cortijo de las Posás al Cañuelo.
 
 
 
       - "Algunas veces cuando nos dábamos cuenta el camión estaba ardiendo..., por culpa de los restos de braseros de picón y había que llevarlo al río para apagarlo con cubos de agua. El invierno era muy crudo, no estábamos asegurados y la ropa la teníamos que poner nosotros, tuve un problema y los puse en magistratura, les saqué dos millones y medios de las antiguas pesetas en aquella época.

       Cuando yo llegue al servicio de limpieza sólo eramos tres compañeros y por aquellas fechas no nos nombraban como hoy: los del servicio de limpieza, sino "basureros", algo que hoy suena a despectivo, pero que entonces nos daba igual.


       Todas la Pascuas nos hacíamos unas papeletas en las que se podía leer los "basureros bullangueros", por las prisas que siempre llevábamos y la gente nos hacía regalos a lo que podían, unos cinco duros, otros una caja mantecados, en fin... que con eso salíamos para adelante.

Con un compañero durante
 la jornada de trabajo
       Entonces no había barrenderas contratadas por el Ayuntamiento, así que cada ama de casa barría su puerta y nosotros nos las apañábamos como podíamos para limpiar los excrementos del ganado.



       En aquellas fechas era alcalde Pepe Luis García Poley, que nunca movió nada por nosotros, decía que ya la gente nos daba muy buenas propinas, vamos que era un tacaño, que Dios lo tenga en su Santa Gloria donde le corresponda. Nos pagaba nada más que 500 pesetas, y no había horas, teníamos que ir puerta por puerta hasta acabar el trabajo, sin que ello supusiera horas extras.


       Cuando hoy veo a los del sevicio de limpieza, pienso en las diferentes condiciones que nosotros afrontábamos y me alegro de lo mucho que han cambiado."

       Antonio era a pesar de su edad un hombre moderno, desayunábamos muchas veces juntos y llegué a apreciarlo, también gustaba de recitar poesías que incluso llegó a grabarlas y su gran corazón le impedía ver que incluso los perros vagabundos pasaran hambre, a los que tenía apadrinados, además de dos bodegueros que yo mismamente le coloqué.

No hay comentarios:

Publicar un comentario