Arcos de la Frontera
El viernes bajamos a la Feria de San Miguel, al poco de
entrar en el recinto llovía, como en los dos días anteriores, pero las ganas de
fiesta no nos la quitaba ni la peor de las tormentas, ni un huracán siquiera.
Nos vimos envuelto en el ambiente inmediatamente, pues a pesar del numeroso
público, la lluvia lo convirtió en familiar, conocía a casi todo el
mundo…, a pesar de que no había quedado con nadie, parecía como si hubiese
quedado con todo el mundo a la vez, mujeres que no veía de hacía años y otros amigos
que se nos iban uniendo…
Los jartibles de la Feria |
Había
ido un poco como por impulso, a mi ritmo, libre… y al poco noté el calor de
amistades latentes, de las que siempre están ahí aunque parezcan olvidadas…, son
de las que sin vernos todos los días aparecen cuando menos te esperas y te tienes
que tomar al menos una copa, o mejor dos…, cada vez que me tomaba una, mis
amigas me parecían más guapas, no, no me parecían, son guapas por su propio
peso y es que en Arcos, lo he dicho muchas veces, tenemos amigas que son más
guapas que la más guapa y lo digo con experiencia, después de haberme paseado
muchas veces por la Feria Internacional del Turismo (FITUR) y haber grabado en
los pabellones sudamericanos a Mis Mundo, a Mis Universo…, pero las curvas de las niñas de mi Pueblo, eso es otra cosa... Cuando entró Tere,
con sus amigas, en aquella caseta, se me escapó más de un piropo, una de las
barbaridades que dije:
Las más guapas de la feria |
“
– Chiquilla, no pestañees que crujes de guapa…”
Me conformé con su elegante sonrisa y me presentó a sus amigas. No
suelo echar piropos, pero el viernes de feria…, mejor no acercarse a mi lado…
Con
Francisco Jiménez Gómez y Juan Carlos Sánchez Capote íbamos pasando de un escenario a otro y
recordando aventuras pasadas con las amigas que se atrevían a beber con
nosotros. Lo que ha cambiado la Feria, este año por austeridad, dicen…, no
hemos tenido una caseta que nos represente, tampoco cohetes… Muerta la ilusión,
sólo nos cabe poner de nuestra parte un poco de pasión… Se subastan ideas, nos
merecemos algo más, sólo nos consuela que parte del dinero ahorrado sea
destinado a actos sociales, de los cohetes se puede prescindir y es algo que
comparto, pero:
¿Quién
puede asegurar que una caseta sea un gasto después de subastarla al mejor
postor? ¿Es que no hay quién pugne en la ciudad más bonita de España…?
Me
hubiera gustado haber bajado el sábado, que por problemas ajenos a mi voluntad
no pude hacerlo, sí lo hice la tarde noche del domingo. Las casetas estaban a
pocas horas del cierre, se iba notando en la calidad de los productos que se
iban agotando, al poco las casetas cerraban y a la una de la madrugada ya sólo
quedaba una caseta de ambiente, mientras las demás cerraban o hacían su fiesta
en privado, todo volvía a la “normalidad.”
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