miércoles, 10 de octubre de 2012

Mari Lobo y Juan

Salvador Hueso Sañudo
Arcos de la Frontera
 
       Lo he dicho otras veces: Me gustaría tener la sensibilidad del poeta y habilidad del escritor para plasmar en su justa medida los comportamientos y bellezas que veo sin añadir ni quitar una miaja. Digo esto porque quisiera fotografiar con palabras, y sé bien que no podré, las cualidades que atesoran, y transmiten de manera generosa, una pareja que cada día gana más seguidores y entusiastas en el mundo del baile popular de salón y por sevillanas, así como de esas otras piezas musicales para gimnasia rítmica de conjuntos como son, entre otras que están de moda, el Coyote y la Camisa negra.

       La pareja a la que quiero referirme es la formada por Mari Lobo y Juan, dos personas encantadoras de las que, sin querer, te sientes atraídos como lo demuestra la estela de matrimonios, por lo común ya mayores, que le siguen donde quiera que actúan como lo hacen Miguel y Mari Carmen, Bartolomé y Georjina, Manolo y Ana, por citar sólo a algunos de un largo etcétera.

       Mari Lobo es una mujer entrañable, de una simpatía y ternura que te envuelven y, además, una currante nata que no conoce la pereza, cualidades todas ellas de las que, sin querer, te sientes atraído sin darte cuenta y a las que, en honor a la verdad, es de justicia añadirle que baila como le da la gana y con un ritmo difícil de igualar. En definitiva, una profesora de baile y animadora con mucha sal, que hace meter en su círculo a los más remolones.

       En la pasada feria el dúo ha actuado en la caseta del PSOE ─Juan, controlando la megafonía ─, y el éxito de Mari Lobo, como siempre, sencillamente arrollador.

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