jueves, 16 de octubre de 2014

Había una vez…

Antonio Ortiz-Ven-T

Había una vez… un circo que rompió de golpe el corazón, dejó a miles de ciudadanos tristes, vacíos de ilusión, vacíos de esperanza y llenos de confusión…

Había una vez… un circo mucho mejor que el que tenemos ahora y entretenía a los más pequeños.

Ahora triunfamos otros políticos más mezquinos. Buscamos solo protagonismo, a falta de otras aspiraciones más elevadas. Metemos la pata, causamos dolor o nos comportamos como los amos del cortijo, y luego pedimos perdón, envueltos en aires de capricho y basta superioridad. ¿Qué nos quedará por ver en los juzgados?

El personal desvalido y turulato muestra su pronto más ocurrente e indignado, inocente y burlón, sigue la bola, los comentarios en las redes sociales, las redes sociales que son ahora la plaza pública, la hoguera, y millones de creadores de opinión echan la tarde subidos a la pantalla del ego colectivo. 

Gallardón tiene trabajo y salario vitalicio, qué suerte tiene, o mejor dicho “que preparado estaba y está”. Bárcenas sale un poco menos en televisión, se entiende que en la cárcel habla mogollón. Valderas echa un cable a Díaz, ¿para qué vamos a investigar los cursillos de formación si todo el mundo sabe lo que sucedió?. Gürtel, Malaya y la playa de Arcos están bien gracias… El paro sube, los ingresos bajan y las calles se levantan…

Las noticias ya no resultan emocionantes, a estas alturas. Lo verdaderamente interesante viene inmediatamente después de escuchar las NOTICIAS, las cortinas de humo, que más que cortinas parecen telones sin fondo. 

Lo curioso de la gente aparentemente elocuente es que escucha poco. Los ciudadanos oyen, murmuran y votan. Lo mejor, que digas lo que digas, oigas lo que oigas, todo importa un rábano. Los políticos seguimos a lo nuestro, faltan 7 meses para saber si sigo o no en el sillón. Total, eso es lo que más importa ¿no?. Queremos hacer otro tipo de política y no hablaremos de derechas o izquierdas mientras no se cubran las necesidades básicas de los arcenses porque como decimos repetidamente, Arcos tiene futuro si cambiamos la forma de gestionar y derrochar los recursos públicos. Estaba en nuestras manos hace tres años y medio el cambio de timón, está en nuestras conciencias el cambio de rumbo.

Salud y calma, o nos salvamos todos o no se salva nadie. 

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