lunes, 6 de octubre de 2014

Pedro Sevilla, Don Pedro… Señor de Arcos de la Frontera, escritor y poeta

Antonio Ortiz
Concejal y portavoz del grupo municipal Ven-T

Pedro Sevilla junto
 a Antonio Ortiz

Escribo esta reseña por lo que me inspira y transmite Pedro Sevilla. No le digo Don Pedro en las distancias cortas porque dejaría de hablarme.


Su personalidad amable, agradable, afectuosa y cordial. Su reputación pulcra, y su  talante gentil de humanismo transformador. Perfil humano que me imagino le condicionó en su momento, a ser un hombre de izquierdas debido a la transición política de este país que fue una pantomima democrática al igual que lo es hoy. Para ser como es él, no se necesita ideología. En esos tiempos, ser de derechas o de izquierdas, no tenía nada que ver con el sentimiento y el concepto actual, aunque muchos se empeñen en vendernos la burra para que nunca nos pongamos de acuerdo y sigamos despolarizados. Muchos, por cierto, que no han gestionado bien ni un kiosko en su vida y han jugado con la ignorancia de muchas personas desde la política. Ignorancia que sigue en cierta medida aunque los de ahora estamos mucho más enchufados al móvil, a la tablet y a McDonalds. La plaza del pueblo es ahora Facebook. Ahora no se justifica hablar de política responsablemente con la cantinela de la izquierda o la derecha, mientras no cubramos las necesidades básicas de las personas. Como no creo en las ideologías manipuladoras, como tampoco en el sistema(s) que nos mal gobiernan, cambio de rumbo por respeto a Pedro que se merece lo mejor.

Bastante tuvo Pedro Sevilla con el suplicio de llevar puesto el traje y la corbata que le obligaron a lucir. “Arreglaito tienes que ir”, le comentó su compañera.

Asistí con sumo placer al Olivares Veas, con mucho mas gozo, alborozo y alegría al ver el teatro lleno. Por un momento pensé, como Pedro, si se trataba de un concierto de Isabel Pantoja o de la presentación de un libro. A rebosar el patio….ni una butaca libre ni disponible. Esto me llena de esperanza y satisfacción.  

La diferencia entre Unamuno y Pedro Sevilla, guardando las distancias, comentaba Pedro con tono jacoroso, es la distancia de Bilbao a Arcos.

Pedro, Don Pedro, masticó en la presentación, las frases y las palabras con sus pausas y parsimonia como le caracteriza. Sencillo en su oratoria, como siempre que le oigo hablar, inspira confianza este hombre. No logro entender del todo si es su media sonrisa con la que te recibe siempre o su estilo caballeresco, atento, y respetuoso. Conquista e inspira credibilidad, lo cierto es que no he oído hablar mal de él a nadie; Y en los pueblos ya se sabe que no es fácil decir esto.

“Los Relojes nublados”, título del último libro de Pedro Sevilla, sin leerlo despacio y en profundidad como habla él, pero sabiendo o intuyendo parte de lo que el escritor quiere decir en sus páginas, difiere un poco de lo que entiendo por alcoholismo como enfermedad psicoemocional, Los relojes nublados, como el bien explicó, simboliza ese tiempo perdido o lapsus de tiempo mental inexistente que los alcohólicos tienen cuando beben y  necesitan volver a beber para creer recuperarlo….Yo siempre digo que detrás de una enfermedad hay un sentimiento. Tengo pacientes y amigos que lo sufren.

Entendí y confundí, cuando leí el título del libro de manera más simple que no sencilla “Los relojes nublados”, como la dificultad que tienen los enfermos en ver el reloj y la hora cuando están ebrios. La mayoría de las veces les esperan mujer, hijos o familia y por una mezcla de cobardía e inseguridad llegan tarde a casa, donde curiosamente no quieren ir por otra parte. “La mirada turbia, nublada y lejana al reloj” el miedo a saber la hora…. Son tantas cosas las que no vemos aun estando sobrios, que en el alcohol creen encontrar la salida a un mundo interior fundido en la incomprensión, falta de inteligencia emocional, maltrato, inseguridad, escape de una realidad ficticia que atormenta cuando no aceptamos la gran mentira en la que vivimos y nos aferramos o estancamos en un plano de vibración bajo… El vicio y la necesidad fisiológica vienen después, el origen del problema es emocional en la mayoría de los casos que me he encontrado.

Pedro, Don Pedro, una vez más, nos regala en estas páginas, vivencias de su Arcos y sus personajes. He tenido en este caso  junto con su Majestad la Reina Leticia, mala suerte en el apellido elegido para los personajes por el autor. Nos habla con la sensibilidad que le caracteriza,  de la empatía que siente con los que padecen o sufren el alcoholismo. El lado humano siempre presente de este señor con mayúsculas, que un día fue funcionario y que decidió ser de izquierdas, pero sobre todo persona, escritor y poeta. Un artista y pensador comprometido con los tiempos que nos tocan vivir sin perder la mirada y recordando un pasado no tan lejano.

“Salud y calma, o nos salvamos todos o no se salva nadie, a no ser que leamos a Pedro Sevilla… me gustaría que se vendieran miles de libros “Los Relojes Nublados” y se queden en las estanterías este año los ordenadores”.

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