jueves, 11 de septiembre de 2014

En Arcos vivimos tiempo de desconcierto

Antonio Ortiz. Concejal y portavoz del grupo municipal Ven-T con Arcos

No sabemos ya de dónde venimos ni a donde nos dirigimos

Decidimos hacer tabla rasa de nuestro pasado. Ahora mismo estamos desnortados, sin saber cómo enfrentarnos a problemas graves que nos acucian como el desempleo. Ha bastado con que vinieran algunos iluminados para poner en jaque lo que creíamos seguro y todo ha comenzado a tambalearse, incluso la propia continuidad del Ayuntamiento. De hecho, la única solución que se vislumbra como solución a las contrataciones y enchufismos es dar marcha atrás y decir digo, donde dije Diego.

Se supone que las decisiones han de hacerse en función de los intereses de todos los arcenses y no de los intereses de los políticos de turno. Hasta el punto de que somos los causantes de una deuda pública que amenaza con hipotecar el futuro de las próximas generaciones que se están viendo obligadas a poner los pies en el extranjero, porque en nuestro pueblo carecen de presente y de futuro. A pesar de ser evidente, es ahora cuando comenzamos a ser conscientes del drama que se nos avecina, cuyas consecuencias son imprevisibles. Lo avisamos y venimos avisándolo desde hace cuatro años. Me refiero a Ven-T con Arcos: “Esta forma de gestionar sólo nos llevaría al despeñadero”. Peñas que, por cierto, no son nuestras ya que estamos todos de paso. 

Para nada vale tratar de tranquilizar a los ciudadanos con argumentos débiles e inconsistentes. Inútil resulta decir por activa y por pasiva que el pacto va bien. Lo que quiere decir que lo que supuestamente vale para hoy, no valdría para mañana.

De nada sirve tampoco tratar de tranquilizar al pueblo con argumentos de conveniencia diciendo que vamos bien y hacemos lo que podemos con la deuda recibida. Me parece miserable este tipo de razonamientos y argumentos, inspirados en el más puro egoísmo y mercantilismo cuando sólo hay que ver La Corredera y contar los locales vacíos, los que se venden, los que se alquilan y los que se traspasan. Ha de entenderse de una vez por todas que no se trata sólo de legalidades, ni de pragmatismo, sino de legitimidad y es evidente que la legitimidad está por encima de la legalidad como la moral lo está por encima de la política. El señor Interventor accidental y el señor Secretario General, deben tomar nota de esto último que menciono antes de aligerarse con sus respectivos informes. 

Arcos no es un patrimonio de la presente generación con capacidad de hacer con él lo que nos venga en gana. Se trata de una herencia de nuestros antepasados que costó muchos sudores y lágrimas. Arcos viene de tan lejos que está por encima de lo que unos y otros puedan pensar sobre el momento presente. Unos ciudadanos, que se han acostumbrado a vivir con las ayudas sin exigir salario digno, sin que ello les provoque dolor e indignación, diré más, esto es lo que se llama el mundo al revés. En un pueblo como el nuestro, donde hemos vendido y gastado todos los recursos públicos, la ética y la responsabilidad ha pasado a ser un término proscrito y ante eso cabe esperarlo todo. ¿Dónde están los de “peso”, Don Jesús Ruiz, Don Juan Manuel Armario y muchos más en la sombra que ayudaron a construir Arcos?.

Después de los distintos episodios ocurridos últimamente, yo no acabo de comprender por qué hoy el tema a debatir sobre la mesa haya de ser sólo la playita, los enchufes, los familiares contratados y los 15 días sin contratar., cuando de lo que se debería estar hablando como algo mucho más grave, es de la conveniencia o no de suspender todo el gasto desorbitado en cosas innecesarias. En estos momentos en que Arcos ve quebrarse su tejido productivo y empresarial, resulta más oportuno que nunca recordar que el futuro de nuestro pueblo ha de seguir siendo la virtud moral llamada a presidir toda acción política y económica. Desde aquí elevo mi oración al cielo, para que Arcos comience a ser sentido por sus hombres y mujeres no sólo como “pueblo” sino como nuestra casa, para que se acabe el duelo del paro y se aligere el peso abrumador de su acabamiento. Justo en este momento es cuando tenemos que pensar que entre todos podemos y que Arcos tiene futuro. Ofrecer soluciones, apostar por algo nuevo o regenerativo, en vez de seguir criticando lo de siempre y caduco. Salud y calma, o nos salvamos todos o no se salva nadie.

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